Este viernes 23 de mayo, a las 18, el reconocido consultor político Carlos Fara disertará en Posadas sobre las “Claves del Escenario Nacional en Año Electoral”, una charla organizada por la Universidad Gastón Dachary junto a la Fundación Konrad Adenauer y la Asociación Civil de Estudios Populares (ACEP). El encuentro tendrá lugar en el Aula Magna de la sede central de la universidad y apunta a brindar herramientas de análisis para comprender la compleja coyuntura que atraviesa la Argentina.
Fara, que actualmente preside la International Association of Political Consultants (IAPC), compartirá panel con Joaquín Cabral (ACEP Misiones) e Irina Bondarenco (AsACoP), en una actividad abierta a dirigentes sociales, estudiantes, periodistas y equipos técnicos. El eje: entender cómo se perfila la Argentina rumbo a octubre, en un contexto de fragmentación política, tensiones sociales e inestabilidad económica.
La economía manda
Consultado por PRIMERA EDICIÓN sobre los principales factores que definirán la elección legislativa de octubre, Fara fue categórico: “El factor económico es el principal determinante del humor social y electoral. Más allá de los problemas que persisten y del fuerte costo social de las medidas de ajuste, hay un reconocimiento social de que la situación está más calma, de que se frenó la dinámica inflacionaria que asfixiaba a todos”.
Según explicó el consultor, esta percepción de alivio funciona como un colchón político para el gobierno de Javier Milei. “No es que la gente esté feliz. Tampoco que crea en una nueva era. Pero muchos sienten que, por fin, hay un intento de salir del pantano crónico. Aunque no se compartan los métodos, hay una porción importante de la sociedad que percibe una dirección”.
Fara advierte que este respaldo no es ideológico ni emocional, sino esencialmente pragmático. “No estamos frente a una revolución cultural. La aprobación al Gobierno no es militante, ni dogmática. La gente quiere que le mejoren la vida. No le interesa la doctrina, sino el resultado. Y aunque hay inquietud por el desempleo y por el costo de vida, la inflación dejó de ser una pesadilla diaria. Eso ya es mucho para un electorado harto”.
Para el analista, el mayor activo del oficialismo es que logró generar la sensación de que “por lo menos, se intenta hacer algo distinto”, algo que no había logrado ninguno de los gobiernos anteriores. Sin embargo, también marca los límites del entusiasmo: “Si Milei no puede traducir ese alivio inicial en mejoras más tangibles para la clase media y baja, esa paciencia puede agotarse. El crédito social no es infinito”.
En ese sentido, Fara plantea que el desafío del oficialismo de cara a 2025 será sostener el equilibrio entre la estabilización macroeconómica y la contención social, sin que uno anule al otro. “El riesgo no es volver atrás, sino que se mantenga esta especie de ‘zona gris’ donde se frena la inflación, pero se profundiza el malestar social. El modelo Milei necesita mostrar resultados antes del segundo semestre de 2025 para sostener su legitimidad política”.
Consultado sobre posibles turbulencias, Fara arriesga que no espera grandes sobresaltos en el corto plazo, pero advierte que “cualquier ruido económico, como una corrida cambiaria, una caída abrupta del consumo o un problema externo, podría tener impacto electoral. Porque si bien la narrativa del Gobierno está basada en el sacrificio necesario, hay límites al dolor social que el electorado está dispuesto a tolerar”.
Cristina y el peronismo
El declive del kirchnerismo y el peronismo conducido desde Buenos Aires es, para Fara, un dato estructural. “Cristina Fernández sigue teniendo peso político, pero está claro que su proceso tocó un límite. Hay una disidencia creciente dentro del kirchnerismo, y el paso del tiempo -y también lo generacional- juegan en su contra”.
El consultor mencionó como ejemplo las malas performances del PJ en provincias como Jujuy y Salta, así como su débil inserción territorial fuera del conurbano bonaerense.
“La elección de 2023 lo puso muy en evidencia. Y aunque el kirchnerismo no va a desaparecer, sí va a ir languideciendo lentamente”.
En ese escenario, La Libertad Avanza encuentra terreno fértil. “No porque haya una nueva hegemonía cultural, sino porque representa el rechazo a lo anterior y capitaliza una demanda de orden económico”, explicó Fara.
Ficha Limpia: no movió el voto
El rechazo del Senado a la ley de Ficha Limpia fue un tema candente en las últimas semanas, especialmente en Misiones, donde los senadores renovadores acompañaron la postura de no aprobar el proyecto y estuvieron en el foco de la tormenta de los medios nacionales durante algunos días. ¿Tuvo impacto político? Según Fara, no demasiado.
“En una sociedad como la argentina, que está muy fragmentada, las cuestiones institucionales no son prioridad. La gente está preocupada por lo económico, no por lo republicano”, opinó.
Para el consultor, si bien hay malestar por la caída del proyecto, eso no se traduce en un cambio de voto. “La mayoría lo desaprueba, pero no lo considera determinante. Por eso el Gobierno no pagó un costo”.
CABA no es el país
La reciente victoria de La Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires -donde impuso a su candidata a jefa de Gobierno- fue relativizada por Fara. “La Capital Federal no es un distrito representativo. Es atípico. La elección verdaderamente significativa será la de la Provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre”, advirtió.
Para el consultor, ese comicio actuará como “una especie de primaria” de lo que pueda suceder a nivel nacional en octubre.
Y subraya que las elecciones anticipadas en provincias tampoco permiten proyectar un resultado nacional. “Octubre será una elección plebiscitaria, en la que se pone en juego el aval o no al Presidente”.
Pronóstico para octubre
Al momento de proyectar resultados, Fara arriesga: “La Libertad Avanza va a ser la primera minoría, seguida por el peronismo con sus distintas expresiones. Entre ambos van a concentrar entre el 70 y 75% del voto nacional. El resto se va a fragmentar entre fuerzas provinciales y sectores moderados”.
El dato más importante, para Fara, es que la polarización seguirá ordenando el sistema político, aunque no necesariamente entre dos partidos clásicos. “El escenario está abierto. Lo único claro es que la economía sigue marcando el ritmo de la política y no al revés”.





