La desregulación del mercado de la yerba mate profundiza su impacto sobre el eslabón más débil de la cadena: los pequeños productores. Desde diciembre de 2023, con la publicación del DNU 70/2023 del presidente Javier Milei, el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) perdió la potestad de fijar precios mínimos para la hoja verde y la yerba canchada.
La industria, sin mediaciones, compra al valor que dispone, incluso por debajo de los costos de producción.
En ese contexto, el presidente de la Cámara de Molineros y titular de la firma La Cachuera SA (yerba Amanda), Víctor Saguier, defendió el nuevo escenario en una entrevista con IProfesional y advirtió que los productores “van a tener que reconvertirse o abandonar la actividad si no les cierran los números”.
La frase encendió la furia de los colonos. Lejos de interpretarse como un análisis técnico, fue leída como la confesión de un plan premeditado para expulsar a los productores de sus chacras.
“Lastimosamente está diciendo lo que ellos predecían y vinieron armando y orquestando junto al Gobierno nacional para que esto pase”, disparó Julio Petterson, subsecretario de Asuntos Yerbateros de Misiones.
“Te está diciendo clarito lo que va a pasar, porque ellos mismos lo hicieron. Por la falta de empatía con los pequeños productores, que siempre los bancaron, hoy los van a destruir”, agregó.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el funcionario fue más allá. “Van a quedarse con la tierra de nuestros productores, y los productores van a terminar en la villa miseria”.
La crítica apunta a lo que denominan una “monopolización planificada” del sistema yerbatero.
“Los industriales negociaron con el Gobierno nacional para terminar con esa herramienta que fue creada por los productores en el 2000. Hoy te lo dicen de frente, sin pudor. Son unos caraduras”, acusó Petterson.

Un precio que no alcanza
La bronca de los productores no es retórica. Las operaciones actuales de hoja verde se ubican en torno a los 200 pesos por kilo, mientras el costo de producción ronda los 360 pesos.
Los colonos reclaman valores que superen los 450. La brecha no solo impide cubrir los gastos: los expulsa del circuito productivo.
“Hasta cuándo van a tener la caradurez de mentirle a los productores, hasta cuándo nos van a seguir empobreciendo. Ellos se van a reconvertir en grandes expansionistas de tierras y de yerbales. Nosotros, los productores, cada día más pobres, más arrinconados, más solos”, denunció Petterson.
Un recuerdo de los 90
Marcelo Hacklander, exdirector del INYM en representación de los productores, también rechazó el planteo de Saguier: “Eso ya lo veníamos escuchando desde los 90: ‘el productor que no es eficiente, que desaparezca’. Pero si no fuimos eficientes, ¿cómo subsistimos 22 años con el INYM y sin fundirnos?”, apuntó.
“El verso de la reconversión ya lo escuchamos. Las industrias alegan que perdieron plata, pero ninguna cerró. Al contrario: aparecieron muchísimas marcas nuevas, rompieron la hegemonía. Eso es lo que les dolió. Hoy vuelven a tener el peso, pero no por mérito propio, sino por medio de la política”, advirtió.
El dirigente cuestionó la narrativa de que “el mercado fija el precio. ¿Entonces por qué para nosotros sigue bajando y el precio del paquete en góndola sube? Que alguien me lo explique. Yo no entiendo nada de números, pero eso no cierra por ningún lado”.
También desestimó la idea de que los productores pequeños sean menos eficientes que los grandes. “Hoy hay 220 mil hectáreas implantadas y se produjeron 986 millones de kilos. Eso da un promedio de 4.500 kilos por hectárea. Si ese es el promedio nacional, entonces las grandes industrias también tienen los mismos rendimientos que nosotros. ¿O ellos también deberían reconvertirse?”, ironizó.
Por su parte, el productor Cristian Klingbeil, de la zona centro, no se mostró sorprendido por la postura de la industria. “Es la visión que siempre tuvieron: quedarse con todo el negocio. Lo que menos quieren es que alguien se interponga, y menos si es para favorecer a los chicos. Quieren que seamos sus empleados deficientes”, aseguró.
Cuestionó además el acceso al financiamiento: “¿Cómo hace el productor si no tiene un crédito con un tiempo de gracia suficiente para poder arrancar la actividad? Porque hoy los créditos son más caros. Tomás hoy la plata y mañana empezás a devolver, cuando ni siquiera compraste una muda para plantar. Entonces, ni siquiera hay una forma de arrancar en otra actividad”.
“Lo que se pretende es que el productor termine en una villa miseria directamente, y las tierras mejores queden en manos de estos muchachos. Ellos dicen que prefieren eficiencia en sus industrias y no plantar yerba porque es un proceso largo. Y bueno, para eso está el productor, que se la banca y sabe hacer el proceso largo. Solo necesita una mano”, sentenció.
“No es viable reconvertirse”
El rechazo a las declaraciones de Saguier también llegaron desde las cooperativas. .
“Reconvertir a un productor es imposible. Nosotros somos yerbateros, no vamos a ir a plantar otra cosa. Lo que sí podemos hacer es mejorar nuestros yerbales, ir reemplazando los de baja producción por plantaciones de alta densidad. Pero eso lleva tiempo y dinero”, explicó Héctor Dingler, dirigente cooperativista.
Luego, añadió que el camino no es el desalojo de los pequeños colonos, sino el acompañamiento técnico y financiero.
“Hoy estamos con un precio muy bajo, pero la yerba mate tiene un potencial enorme. No comparto de ninguna manera con el señor Víctor (Saguier). Nosotros tenemos que seguir cuidando nuestros yerbales”, remarcó.





