La caída de las exportaciones regionales volvió a encender luces de alarma en el primer trimestre del año. Según un reciente informe sobre la evolución del comercio exterior en el Nordeste Argentino (NEA), las ventas de té y yerba mate al mercado internacional sufrieron retrocesos interanuales del 31% y del 16,8%, respectivamente, en el período enero-marzo de 2025.
Estos datos resultan especialmente relevantes si se considera que la yerba representa un pilar histórico de la matriz exportadora de Misiones, y que cualquier alteración en sus flujos de venta impacta directamente en el tejido productivo y en el ingreso de divisas a la región. En un contexto donde la macroeconomía argentina atraviesa una fase de recesión combinada con inflación, los desafíos para las economías regionales se amplifican.
El informe del IERAL destaca que, mientras algunos productos como las naranjas y el arroz lograron sostener un crecimiento interanual significativo (106% y 57,6% respectivamente), otros sectores tradicionales enfrentaron una realidad mucho más compleja. Particularmente, el retroceso de los envíos de té y yerba mate no solo refleja problemas de competitividad cambiaria, sino también efectos derivados del clima, dificultades logísticas y una demanda internacional más exigente.
El tipo de cambio real
Durante diciembre de 2023 y marzo de 2024, la economía argentina experimentó una breve fase de mayor competitividad externa, impulsada por la fuerte devaluación del peso y un tipo de cambio real multilateral elevado. Este fenómeno permitió un crecimiento abrupto de las exportaciones del NEA en torno al 73,1% interanual. Sin embargo, la aceleración inflacionaria registrada en los primeros meses del 2024 erosionó rápidamente esa ventaja cambiaria.
Desde abril de 2024, la apreciación real de la moneda (por pérdida de competitividad cambiaria) y la caída de los precios internacionales de los productos agrícolas comenzaron a impactar en la performance exportadora.
El ritmo de crecimiento de las exportaciones regionales se desaceleró drásticamente a apenas 5,4% anual, una cifra insuficiente para sostener el dinamismo observado en los meses anteriores.
En el caso particular del té y la yerba mate, el fenómeno se combinó con otros factores. Para el té, además de la baja en los precios internacionales de alrededor del 11%, hubo dificultades para colocar la producción en mercados no tradicionales. La yerba mate, por su parte, enfrentó problemas climáticos en el ciclo de cosecha, lo que redujo el volumen disponible para exportar, y también sufrió un ajuste en precios que rondó el 9% de baja en dólares.
Escenario adverso en la región
La foto general del NEA en materia de exportaciones muestra un mosaico heterogéneo. Mientras productos de cosecha más fresca, como las naranjas, pudieron aprovechar buenas condiciones climáticas para lograr una expansión, los productos industrializados o de mayor tiempo de almacenaje sufrieron más los embates de un mercado global volátil.
De hecho, la región sigue explicando apenas el 1,4% del total de exportaciones argentinas, una proporción que se ha mantenido prácticamente inalterada en los últimos años. El bajo peso relativo resalta la necesidad de fortalecer políticas de infraestructura, logística y promoción comercial para mejorar la inserción internacional de los productos del NEA.
La coyuntura macroeconómica nacional tampoco ayuda. Con una inflación interanual que superó el 250% en marzo, una caída del PBI estimada en torno al 5% y una política monetaria contractiva, las empresas regionales deben enfrentar altos costos internos y tasas de financiamiento prohibitivas para sostener su actividad exportadora. Además, el nuevo esquema de flotación cambiaria entre bandas genera incertidumbre respecto a la evolución del tipo de cambio en el mediano plazo.
Analistas del sector exportador consideran que la recuperación de las exportaciones de té y yerba mate dependerá, en buena medida, de la capacidad de sostener precios internacionales competitivos, diversificar mercados y lograr mejoras en la eficiencia logística. Sin embargo, alertan que mientras no se avance en una baja real de los costos internos -tributarios, laborales y de transporte- será difícil revertir la tendencia negativa.