Don Federico Walter Plocher (93), vecino de Caraguatay, presentó recientemente su nueva obra: “Caraguatay a través de su historia – Huellas del Pasado IV”. Lo hizo en la sede del Museo Regional “Aníbal Cambas”, de Posadas, durante un acto organizado por la Junta de Estudios Históricos de Misiones. Este libro –el cuarto- profundiza en los orígenes y en la evolución de la colonia, poniendo énfasis en la sacrificada vida de los inmigrantes europeos y su lucha por asentarse en medio del monte prácticamente virgen.
Hijo de inmigrantes alemanes, Plocher nació en Montecarlo el 22 de mayo de 1931. Su infancia transcurrió en la chacra y, según su propio relato, para asistir a la escuela debía recorrer diariamente más de diez kilómetros, por lo que resultaba necesario ensillar un caballo. Desde muy joven sintió interés por registrar la historia de la región, por lo que a partir de los años 70 se dedicó a la investigación y recorría colonias hablando con los habitantes, recopilando datos, anécdotas, y toda clase de material tangible e intangible. Con todo lo reunido vio la necesidad de crear un espacio físico para custodiar y preservar el patrimonio obtenido. Así nació el primer Museo Particular de Montecarlo “Huellas del Pasado”, al que también fue incorporando material lítico y objetos de cerámica de la prehistoria altoparanaense.
“Nací en Montecarlo, pero estuve mucho en Caraguatay. En ambas colonias, los momentos iniciales fueron similares, con el fogón en la cocina. En la casa que hizo mi padre todavía teníamos el fogón. Sobre varias piedras, se colocó una plancha traída por mi madre y sobre el metal se colocaban las ollas. Debajo se ponían maderas de dos o tres metros”.
Desde su creación, en 1971, este museo reúne el patrimonio histórico de Montecarlo y cumple una importante función social, educativa y turística, por lo que es visitado por la ciudadanía en general, particularmente, alumnos de distintas escuelas, que son acompañados por la guía entusiasta de su dueño. “Mi padre tenía amigos en la Comisión de la Cooperativa Agrícola Montecarlo que eran de Caraguatay, y a través de ellos conocí el lugar. Para mí, se trata de un sitio especial, rodeado de arroyos y con una naturaleza única que invita a visitarlo”, comentó.
Explicó que la obra busca capturar la esencia de Caraguatay, localidad que considera representativa de la evolución y el espíritu de las colonias misioneras. “Este libro es el resultado de años de recopilación de documentos, testimonios y de la participación de muchas personas que aportaron sus relatos”, aseveró.
Los comienzos
Ante una sala llena, Plocher dijo que “tenemos que mencionar la primera existencia de Caraguatay, la antesala, que comenzó en 1881”, según lo mencionado por el historiador Francisco Roberto Unternährer, autor del libro “Historia de Puerto Piray”, publicado en 2014. Después se fusionó con Lexama y Errecaborde y, luego, salió una nueva convocatoria donde se remató parcialmente la propiedad de Errecaborde y donde prácticamente nació la Colonia Larraghue, el mismo día Caraguatay, Montecarlo y Parana-í.
“La colonia comenzó con la explotación yerbatera, luego pasó a la obrajera y, finalmente, se estableció la colonización. Así fue como llegaron inmigrantes europeos a quienes se les asignaron lotes, y con el tiempo se fueron asentando y levantando sus hogares en medio de la selva”, dijo Plocher, para quien la publicación del libro significó un “anhelo cumplido”. Se trata de una obra que no habría sido posible sin la colaboración de su prima, Elisabeth Waltraud Plocher (profesora de geografía) que lo ayudó con la redacción y organización del material recopilado durante varios años.
Más adelante, en varias partes comenzaron con obrajes y, en los años 20, sus propietarios comenzaron con la idea de plantar yerba mate. Primero en picadas, en el monte, pero se dieron cuenta que todo se complicaba porque el yuyo crecía muy rápido y desmontaron en tres o cuatro años, más de 100 hectáreas plantando el producto madre en líneos, con sombras de tacuaras, casi al mismo tiempo que levantaban un secadero. Posteriormente se transformó en Compañía Misionera Sociedad Anónima y ahí pensaron crear la colonia de Caraguatay, comenzando a mensurar en 1926 y comercializando en 1937, para comenzar a poblar esas primeras 5000 hectáreas mensuradas.
Contó que esos pobladores eran, en parte, argentinos adinerados que venían a plantar yerba mate porque en esos tiempos comenzó una especie de “borrachera” por plantar caá yarí, es decir, había que hacerlo en cantidad. Plantaron 40, 60, 80, 100 hectáreas. Sin embargo, los inmigrantes que vinieron eran gente “muy económica, para no decir muy pobre”, que se fueron asentando en las chacras. “Esa mensura tuvo un ancho de cuatro kilómetros por unos 12 de largo, mensuraron en parcelas de 100 hectáreas subdivididos en cuatro parcelas de 25 hectáreas, o sea, dándole a cada lote el número y luego la subdivisión que era A, B, C y D”, explicó el autor.
“Siempre estoy leyendo las publicaciones de los historiadores de Misiones porque me gusta mucho la parte inicial, por ejemplo, de Posadas, de 1615, de ahí en adelante donde nuestro grueso de historia de Misiones comienza”.
En esa oportunidad y como se estilaba en esos tiempos, se abrió una picada de tres metros de ancho durante los doce los 12 kilómetros “para que los colonos se ubiquen en esa parcela dentro de la selva, es decir, que abran una chacra dentro de ese lote adquirido y asignado, que era puro monte, limpiando un pedacito al lado del arroyo para levantar su ranchito con material propio de la selva porque no había aserraderos cerca. A veces eran ayudados por terceros. Al principio esos caminos eran como una especie de túneles verdes porque arriba estaban las tacuaras que sobrepasaban a las otras especies”.
Como estaban acostumbrados los recién llegados, después de limpiar un sector, sembraban verduras y comenzaron a plantar otras cosas, además de criar animales. “Eran un par de gallinas para tener unos huevos por día y agregar a lo sembrado, para complementar la magra mesa. Las autoridades se dieron cuenta que el europeo quiere venir, sembrar, plantar y criar”.
Plocher manifestó que como la inmigración europea vino muy rápido, el pique estaba abierto solo a lo largo de ocho kilómetros y la gente tuvo que cargar al hombro su equipaje, que era mucho. Les habían aconsejado que trajeran herramientas porque la inflación alemana/europea era galopante en aquel entonces. Mediante un librito publicado en la ciudad de Stuttgart se mencionaba lo que se podía traer, entre otras cosas, armas, porque decían que había animales salvajes. Así comenzaron, magramente, en una forma muy solitaria. Al principio contaban con un cuarto hectárea o media hectárea, pero, a medida que pasaba el tiempo, fueron agrandando, plantando tabaco, que era la primera posibilidad de una entrada bastante bien paga en un primer momento.
¿Por qué escribir el libro?
Según Plocher, “cuando uno toma contacto con cierto sector o cierta persona, uno se va acercando cada vez más y no digo que se enamora, pero había ido con mi padre a visitar a los socios de la Cooperativa Agrícola Montecarlo y me hice muy cercano”.
En el Museo Regional “Aníbal Cambas”, de Posadas, y en un acto organizado por la Junta de Estudios Históricos de Misiones, Plocher presentó, ante un numeroso público, su nuevo trabajo: “Caraguatay a través de su historia – Huellas del Pasado IV”. Anteriormente escribió: Historia de Montecarlo: “La música y el canto”. Huellas del Pasado II (1999). Historia de Montecarlo: Huellas del Pasado I (2006) e Historia de Montecarlo: Huellas del Pasado III. “Afianzando Cronologías” (2021).
Indicó que la composición del libro “se produjo de un modo intermitente. Se presentó la parte documental y comentarios escritos de la gente, investigación, sobre cómo fueron llegando, cómo fue creciendo esta hermosa colonia, que tuvo la suerte de tener una administración pareja, sin formas muy distintas de pensar, siguiendo las huellas de la formación de una colonia propiamente dicha”.
Además, entiende que Caraguatay “tiene algo especial” y es que el arroyo Itacuruzú formó piletones o pozos que “contenían peces en cantidad, quizás eran 100 o 200 peces los que iban a desovar y había pescadores que iban a atraparlos, a veces con el rifle y, desgraciadamente, por último, algunos también utilizando dinamita. Eran lugares hermosos para ir a refrescarse. Pienso que puede tener un lugar importante en la parte cultural y turística, para quienes vienen a Misiones y quieren conocer la selva natural”. Pero aseguró que Caraguatay “no solo es relevante por su belleza natural, sino también por su historia y su contribución al desarrollo de la provincia”.
Entre 1909 y 1911 llegaron a la localidad, Nicolás Avellaneda y Alfredo Echagüe, quienes eligieron la zona porque Misiones prometía entonces ventajosas oportunidades a empresas colonizadoras.
Con este nuevo trabajo, Federico Walter Plocher reafirma su compromiso con el rescate de la memoria histórica de Misiones, aportando un valioso recurso para quienes desean conocer el pasado de esta tierra rica en historia y cultura.
Tras la presentación, se mostró sorprendido por la organización del evento y por la presencia de tantos historiadores, amigos de la historia y personas de la comunidad que quisieron conocer más sobre Caraguatay.