Son muchas las frases bíblicas que adornan nuestra habla cotidiana, pero pocas tienen un uso tan frecuente como la famosa “rasgarse las vestiduras”. Pero ¿qué significa y cuál es su origen concreto?
La frase se utiliza habitualmente para referirse a quienes se escandalizan de manera desmesurada por situaciones que otros hacen o dicen y que no lo ameritan. Por lo general no se refiere tanto a personas muy exageradas sino más bien a casos de hipocresía.
También se suele usar en forma negativa, “tampoco es para rasgarse las vestiduras”, cuando se quiere restar importancia a algún asunto o situación.
Lo cierto es que hubo una época en la que “rasgarse las vestiduras” no era una metáfora, sino una práctica literal: los integrantes de varios pueblos antiguos, en particular los judíos, solían romper sus ropas cuando eran víctimas de desgracias o para mostrar su dolor ante una situación, pero también por vergüenza o furia.
Por eso la Biblia habla de varias situaciones en las que se practica esta costumbre: Rubén “rasgó sus prendas de vestir” cuando se enteró de que sus hermanos habían vendido a José como esclavo; su padre, Jacob, también “rasgó sus mantos” cuando pensó que un animal salvaje había matado a José; y Job se puso a “rasgar su vestidura” cuando le dijeron que todos sus hijos habían muerto.
El rey Josías también “rasgó sus prendas de vestir” cuando su secretario le leyó la Ley de Dios y se dio cuenta de que los israelitas estaban pecando contra Jehová (2 Reyes 22:8-13). La Biblia dice que Caifás también “rasgó sus prendas de vestir exteriores” cuando acusó a Jesús de un pecado muy grave.
También está escrito que, al final, muchos judíos solían rasgar sus ropas sólo porque era una costumbre o porque querían parecer muy buenos. Por eso, según las propias escrituras, Jehová dejó dicho a su pueblo: “Rasguen su corazón, y no sus prendas de vestir”. Este es el sentido de la frase que ha perdurado en el tiempo: el de no simular algún sentimiento sólo por apariencia.