Una testigo relató la secuencia que presenció la noche del homicidio del prestamista colombiano Gustavo Rojas Gallego (32), y si bien dijo no poder identificar hoy a los acusados, los complicó porque todo se ajustó a los demás testimonios e indicios en la causa que los ubican en la escena.
Los movimientos que detalló la joven, quien declaró por videoconferencia desde el hospital Neonatal, dado que se encuentra a punto de dar a luz, son exactamente como describió uno de los imputados durante el debate oral y público. Es decir que ambos individuos habrían ingresado, cometieron el hecho y salieron, volviendo aparentemente uno de ellos al domicilio a buscar otros objetos de valor y elementos que los pudieran incriminar. Además, también coincide con lo investigado por la policía y las autoridades judiciales.
Luego de clausurar la etapa testimonial, el debate pasó a un cuarto intermedio para el lunes próximo, donde se tratarán las últimas presentaciones de pruebas y luego el Tribunal Penal 1 de Posadas escuchará los alegatos de las partes.
Posteriormente, los jueces pasarán a deliberar para dictar sentencia. Previo a ello, a los dos encartados se les dará la oportunidad de brindar sus últimas palabras.
Rojas Gallego (32) fue asesinado a puñaladas la noche del sábado 27 de febrero de 2021 en un departamento del barrio Yacyretá de esta capital. Los dos imputados, el colombiano Brayan Casso Acosta (29) y el misionero José Ramón Ramírez (30), llegaron al banquillo acusados por “homicidio criminis causa y robo en concurso real” en calidad de coautores, delito que prevé una pena de prisión perpetua en caso de ser culpables.
“Ruidos y gritos”
La testigo, vecina de la víctima, respondió preguntas de los jueces, fiscal, defensora y de la querella.
Si bien advirtió que transcurrió mucho tiempo desde el crimen, ofreció un relato claro y conciso, ratificando todo lo que dijo en etapa de instrucción.
La mujer recordó que el día del hecho “eran cerca de las 22 y estaba con mi hermanastra tomando tereré en la vereda de nuestro domicilio, en el barrio Yacyretá. Fue allí que dos sujetos suben por la escalera a la vivienda de mi vecino Gustavo Rojas Gallego”.
“En ese momento -profundizó-, desde la vereda comenzamos a escuchar ruidos como si fuera que se estaban cayendo cosas, rompiendo botellas, en eso vemos que uno de ellos cerró la puerta ventana del balcón y apagaron la luz del domicilio de Gustavo. Segundos más tarde se escuchó un grito muy fuerte y nada más. Cinco minutos más tarde, salieron del domicilio bajando por las escaleras, uno de ellos, el más alto tenía la camisa rota y con mucha sangre”.
Agregó que “llevaba una caja en sus manos y sin casco. Después el otro chico, el más bajito, con casco puesto, salió del departamento y ambos subieron a la motocicleta de Gustavo que estaba estacionada y se fueron hacia la avenida Aguado. Unos cinco minutos más tarde, volvió otro chico distinto que era bajito, flaco, chaleco negro y remera manga larga, con jean y barbijo negro, entró al domicilio y prendió la luz (yo podía ver porque el departamento no tenía cortinas) tomó algo del lugar y salió con la llave de Gustavo. Sé que era la llave de él porque mi papá, al cual llamé no pudo abrir y tampoco sus amigos, uno de los cuales entró por el balcón y descubrió a la víctima ensangrentada”.
En lo que va del debate, la arista sobresaliente fue el relato de Casso Acosta, quien admitió que forcejeó con la víctima la noche del crimen, pero afirmó no recordar todo lo sucedido.