Dando los talleres suelo preguntar por el propósito en nuestra vida, muchas veces aparecen silencios, miradas como de no haber pensado nunca en este tema. Sucede que a veces estamos viviendo en automático y me pregunto por qué no asumimos la responsabilidad de nuestras emociones. ¿Será por nuestra inmadurez?, falta darnos cuenta o simplemente ¿nos dejamos llevar por nuestras pasiones?
Pasa que nuestra educación no nos enseña a identificar y manejar las emociones. Como seres humanos muchas veces no nos interesa conocer nuestro estado emocional o hay miedo a enfrentarnos con nosotros mismos. Y esto hace que vivamos sin pensar en nuestro propósito.
Así nos levantamos, vamos a trabajar, volvemos a nuestra casa y seguimos creyendo que ese es el fin de nuestra existencia. La vida se nos pasa sin darnos cuenta. Para algunas personas, la vida ha sido corta y para otras no, muchos seguimos en el transitar de la existencia sin conocer el sentido de la vida. Es necesario reconocernos a nosotros mismos, y para eso necesitamos recordar que somos más de lo que pensamos, sentimos o percibimos.
Somos lo que genera nuestra mente, lo que perciben nuestros sentidos, la existencia misma de la vida, la consciencia que se revela en el momento presente, es decir, la presencia consciente de lo que pensamos, percibimos y sentimos.
El camino de vernos a nosotros mismos y no al exterior es el paso para hacer un cambio profundo en nuestra vida y en la humanidad, lo cual lleva al bienestar personal, la vida plena y la paz interior. La razón de la presencia en la Tierra no solo consiste en tener y poseer, más bien es el entendimiento del porqué queremos tener y poseer. Pensamientos, emociones, creencias y condicionamientos mentales nos ayudan regresar a nuestro estado consciente, el cual se pierde en algún momento de la vida.
Lograr sueños insatisfechos, pasar por situaciones difíciles, superar obstáculos, trabajar arduamente sin descanso, ser exitoso no son el propósito de la vida, eso es lo que crea el hombre en su intento de ser alguien, a través de lo cual oculta su verdadero ser, su espíritu. Espíritu que es amor.
Hoy podés pensar en esta pregunta, ¿cuál es el sentido de tu vida? ¿Pensaste en eso? ¿Te animas hoy a pensar en esta pregunta?
Me despido con esta frase de Dostoievski: “El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir sino en saber para qué se vive”. Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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