La Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Menores de Misiones, revocó esta semana la falta de mérito para uno de los cuatro policías acusados de participar en el homicidio del Víctor Márquez Dos Santos (16), el 24 de agosto de 2019 en Santa Ana.
Se trata de Ramón Darío Nuñez (40), quien conducía la patrulla de la comisaría aquella madrugada del 24 de agosto de 2019. En su momento habían solicitado la falta de mérito otorgada por el juez de Instrucción 2 de la Primera Circunscripción Judicial, Juan Manuel Monte, ante la presunción que no se había podido comprobar que hubiera sido él quien conducía la patrulla de la comisaría de Santa Ana.
El fiscal de instrucción 2, Christian Oscar Antúnez Nerenberg apeló esa decisión y finalmente la Cámara ratificó que Nuñez debe ir a juicio oral como uno de los implicados en el crimen del adolescente.
Los demás imputados son Deibid Ramón Vergara (37) como el principal sospechoso de haber disparado, Matías Rafael Acosta (28) y Mariela Soledad Cipontino (35).
Vergara es el único que llegará al debate en la cárcel y con prisión preventiva, la acusación será de “homicidio agravado por la condición especial del autor y por el uso de arma de fuego” establecido en el artículo 80 inciso 9 y 41 bis del Código Penal Argentino.
Acosta y Núñez están acusados de ser penalmente autores de “incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado” en concurso ideal, previstos en los artículos 277, 279 y 249 del mismo código penal en tanto que Cipontino, enfrentará una acusación de “encubrimiento agravado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y falsedad ideológica de instrumento público agravada”, todo en concurso ideal, previstos en los mismos artículos que los dos anteriores y sumados a los 293 y 298.
Hace cinco años
El crimen de Víctor ocurrió en la oscura calle lateral de la Escuela de Comercio 10 de la localidad de Santa Ana.
Aproximadamente a las 7 un vecino observó a alguien tirado y pensó que podía tratarse de un borracho. Pero cuando se acercó vio que era un adolescente que tenía un disparo en la cabeza a la altura de uno de los ojos y una gran mancha de sangre. Por la avenida principal pasaba un remisero y este testigo le pidió que fuera hasta la seccional a dar aviso.
En las primeras horas se tejieron hipótesis acerca de un asesinato por celos y por temas relacionados con el narcomenudeo. Nadie pensaba que podía haber policías involucrados.
Luego de dos marchas de familiares y vecinos, el juez subrogante Fernando Verón ordenó detener a todos los efectivos que esa noche estuvieron de guardia. De allí saldrían los principales presuntos implicados.