Se llama inteligencia financiera a los conocimientos que nos permiten solventar los problemas que surjan alrededor de nuestras finanzas. Existen tres puntos clave para el desarrollo de este tipo de inteligencia: No gastar sin necesidad. Contar con una estrategia de ahorro y consumo.
Es una inteligencia que se puede aumentar y desarrollar a través de la educación, pilar fundamental para tener unas finanzas sanas.
¿Cómo está tu IF? La calidad de vida de tu comunidad o familia puede mejorar si le das sentido a tu vida, soñando y emprendiendo. Sumando cosas buenas, viviendo una vida con propósito. Tal vez naciste en una casa donde el dinero era mala palabra, esto se puede cambiar si elegís aumentar tu inteligencia financiera, siempre teniendo en cuenta que el dinero es un medio para bendecirte y bendecir a los demás.
Parte de la inteligencia financiera es encontrar nuevas formas de ganar dinero que no supongan un mayor tiempo trabajando por ejemplo, con ingresos pasivos o inversiones. Cuando se tienen estos conocimientos se consigue comprender y gestionar de forma eficaz todos aquellos asuntos que estén relacionados con el dinero como, las finanzas personales o las empresariales. Pero además del conocimiento implica también habilidades y actitudes que permitan tomar decisiones financieras informadas y estratégicas.
Contar con inteligencia financiera como se dijo, nos ayuda a presupuestar, invertir, ahorrar y endeudarnos de manera consciente y planificada. Con ello, se posibilita la maximización de los recursos disponibles y se minimizan los riesgos financieros.
La inteligencia financiera es la confianza y la capacidad de hacer cualquier cosa vinculada de una forma u otra al dinero. La IF adopta un enfoque disciplinado para aprender conceptos básicos sobre el dinero y su gestión, con el fin de equiparse con las habilidades esenciales necesarias para ser competente y responsable con el mismo.
Perla Dieminger
Contadora
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