Recorrer el camino de retorno que lleve a la estabilidad y el desarrollo siempre es más duro y extenso que a la inversa. De la mano de las presidencias anteriores, durante los últimos lustros Argentina hizo un vertiginoso recorrido hacia el abismo que se aceleró durante la actual gestión.
El argumento oficial es que hoy es necesario sincerar el tamaño de la crisis. Asegura el Gobierno que busca sentar las bases para lo que será un crecimiento sólido y sostenido que, finalmente, rompa con el paradigma de fracaso en el que parecemos estar sumergidos desde hace varios años.
Que esto sea verdad o que vaya a tener éxito es un enigma hoy. Solo el tiempo pondrá las cosas en su lugar y permitirá ver si la decisión de la mayoría fue la correcta o, si, por el contrario, fue más de lo mismo, pero a velocidades que no imaginábamos. Lo que sí es evidente es que transitar el camino de la recuperación se vuelve más urgente con cada día y con cada nueva medida. Quizás ya sea hora de dejar de ajustar a los trabajadores para frenar la inercia que va ganando la pobreza.