“Para mí es un ejemplo a seguir porque él se tomó su trabajo siempre en forma muy responsable. Tenía siempre mucho cuidado con las cuestiones de seguridad, tenía todo ordenado, limpio, el camión era para él como su casa. Hay muchos colegas que lo siguen recordando porque siempre fue un buen compañero”, manifestó Mónica Doberstein, al recordar a su padre, el camionero Roberto Doberstein, a pocos días de cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento. Nacido en Puerto Esperanza, fue el primer ganador del concurso “Chofer seguro”, que se desarrolló en el año 1995, y del que participaron todos los choferes de camiones que transportan combustibles livianos. Jet 1, solventes, lubricantes envasados y a granel.
El comité de seguridad en el transporte de ese entonces había impulsado la realización de un concurso sobre seguridad en el transporte. Durante todo ese tiempo el equipo de veedores, evaluó a todos los choferes en sus tareas diarias, observando las actitudes en el manejo y los actos inseguros u omisiones a las normas de seguridad que significaron pérdidas de puntos o descalificación en los casos más graves.
En la primera etapa, los choferes contestaron un cuestionario donde se apreció los conocimientos teóricos de los participantes. De esta etapa clasificaron 24 semifinalistas, que fueron evaluados en forma práctica en aspectos de su diario quehacer, siempre enfocados hacia la seguridad en el manejo del camión y la carga. Así se los acompañó en viajes, se los observó en tránsito y se los controló en su operación en la planta de carga.
“Siempre hay que respetar todas las normas de seguridad, los descansos que corresponden. Les recomiendo que respeten todo lo que se aprende acá, lo que se les exige ahora”, aconsejaba.
Clasificaron ocho ganadores finalistas que fueron reunidos en Buenos Aires para competir entre sí en ejercicios teóricos y prácticos. Se enfatizó especialmente en las verificaciones operativas y seguridad en el camión, así como el repaso de toda la operatoria normal de la carga/descarga. Fueron estos aspectos los que finalmente tuvieron mayor peso en la calificación final. El extraordinario nivel de habilidades en el manejo y prácticas de conducción demostrado por todos los participantes prácticamente neutralizó cualquier diferencia que pudo obtener uno u otro conductor, definiéndose la calificación final por pequeñísimas diferencias obtenidas en los aspectos operativos y teóricos de la labor de chofer seguro.
El ganador del primer premio fue Roberto Doberstein, residente en Colonia Wanda. Obtuvo el mejor puntaje en la prueba y con ello la distinción de chofer seguro, ganando un viaje a Bariloche para él y su familia.
En la revista Nº 13 Espacio del chofer, de mayo de 2008, fue calificado como un chofer ejemplar, tras haber sido seleccionado en 1995 como primer ganador del concurso “Chofer seguro”. Durante la entrevista contó que después de terminar el colegio secundario trabajó como celador en un internado, hasta que encontró su vocación a los 19 años cuando empezó a trabajar de chofer. “Siempre me gustó ser chofer, desde chico. Era algo realmente diferente”, dijo.
Aseguró que su familia lo acompañó a lo largo de su carrera. “Siempre estuvieron conmigo, colaboraron, se mantuvieron juntos y me apoyaron. Ganar el concurso fue algo muy grande, no esperaba llegar hasta eso. Fue una alegría para los míos y para mi empresa”.
Contó que valores como el empeño, el esfuerzo, la responsabilidad, el compañerismo, los aprendió en el trabajo, como chofer y destacó la importancia de aprovechar la luz natural de la ruta. “Trato de descargar temprano, en lo posible en el día, porque tengo un recorrido bastante largo. Misiones es una zona muy desfavorable. Prefiero siempre estar en la ruta temprano. Y bueno, a veces descargo en el día, otras veces espero al día siguiente. Y siempre termino a tiempo. Me levanto temprano para poder estar en la empresa a las 7. Ahí organizo las cosas del trabajo o mando a hacer algo en el camión, o lo que sea, y vuelvo de viaje otra vez. Siempre temprano, remarcó. Igual, a veces paro en casa para almorzar porque Elena, mi señora, me prepara la comida. Hago lo posible por viajar de día, por seguridad. Me gusta ser así. Pero cuando no se puede, no se puede”.
Cuando le preguntaron qué pensaba hacer cuando se jubilara, contestó: “voy a ver si me dedico a hacer algo, porque yo, sin hacer nada, creo que no voy a poder andar. Vamos a ver si consigo algún trabajito cerca para poder estar más en casa, eso me gustaría”.
De la empresa y de los compañeros, “me llevo muy buenos recuerdos. La verdad es que tuve siempre buenos compañeros y me llevé bien con todos”.
Su hija Mónica recordó que durante 30 años manejó camiones de cargas peligrosas. La compañía era muy exigente en cuestiones de seguridad, entonces, para motivarlos a entrar al sistema que ellos pretendían para evitar accidentes, hacían concursos. “Uno de ellos fue Chofer Seguro y en 1995 se hizo el primero. Participaron todos los camioneros del país, cada uno en su planta de carga. Papá en ese momento cargaba en Puerto Vilelas, Resistencia, Chaco”, narró.
El curso se extendió durante un año. “Les daban cosas para completar, estudiar, les pedían que escriban experiencias y las depositaban en un buzón. En el Autódromo Gálvez, de Buenos Aires, rindieron un teórico y, el práctico, con los camiones. Papá fue el ganador, y el premio fue un viaje para los cuatro a Bariloche. Fue una experiencia muy linda, estuvo buenísimo, aunque ya habíamos ido de vacaciones juntos anteriormente porque mi papá era muy familiero. Nos enseñó a ahorrar, a cuidar la plata, para poder irnos de vacaciones todos los años”, evocó.
En el recuerdo
Mónica comentó que sus hijos: Ana Sol y Julián, compartieron muchísimo con su abuelo porque al estar jubilado estuvo muy presente. “Si bien vivía en Wanda, ambos venían, buscaban a los chicos o los llevaban cuando tenían vacaciones. O quedaban en casa mucho tiempo. El vínculo fue siempre fuerte. La familia siempre estuvo presente. Por eso cuesta que no esté, era nuestro consultor, pilar, guía, era el que manejaba al núcleo, aunque fuéramos grandes”, señaló, emocionada.
Es por eso que “siempre lo tenemos presente en nuestros corazones, en nuestros recuerdos y lo extrañamos mucho. Siempre que se iba se despedía de todos con un beso”.