Nadie puede negar que el verano fue de los más difíciles en la economía de las pequeñas y medianas empresas. La recesión que vive Argentina por ahora no tiene fecha de finalización. Pero va dejando a los comerciantes y empresarios en una delicada situación.
El rubro alimenticio, que se resiente menos por la necesidad de las personas de sostener un cierto nivel de compra, también atraviesa la crisis. El expresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), Carlos María Beigbeder, aseguró que hoy “vivimos una recesión con inflación más que con ilusión”.
En diálogo con Radio República, el dirigente empresario explicó que “lógicamente la gente votó la ilusión, cansada de lo anterior y ahora hay que aguantarse lo que se viene. Todos vivimos y tenemos ilusión de que mejore no importa el partido, sino tener la ilusión de que va a mejorar”.
Beigbeder fue consultado sobre el impacto de la recesión en el sector. Aclaró que el receso estival (enero y febrero) “es muy malo para el comercio salvo de quien vive en Mar del Plata o Pinamar que tiene el contracíclico de las vacaciones. El resto del país tiende a caer por la falta del consumo”. Y ejemplificó su explicación en la región: “Por eso el que tiene en verano un comercio en Ituzaingó lo debe estar pasando mejor que el que lo tiene en Posadas”.
Admitió que la caída de ventas en su caso fue del 30%. “Tengo colegas de empresas constructoras que están a cero, no hicieron más que despedir gente desde diciembre. Creo que el año será complejo y hay que ajustarse el cinturón”, advirtió el extitular de la CCIP.
Al ser consultado por la baja de algunos puntos en la inflación en lo que va de 2024, Carlos María Beigbeder no dudó en responder: “Tener un país con 18 puntos de inflación mensual es catastrófico, es mejor que tener 50% pero siempre hago la misma comparación: estamos en el horno a 180° o a 200°… es lo mismo, me quemaré más rápido o más despacio pero es lo mismo”.
Sin embargo, dijo creer que a mediados de año, “junio o julio, vamos a tener otros números de inflación pero sin dudas que vamos a tener inflación que se va a ajustar por el congelamiento de la actividad económica. Es decir, no te puedo comprar entonces bajo el precio sino no habrá quién pueda comprarlo. No será bueno, pero había que ‘entrar a cirugía’ y hacer cortes”.
Por la recesión económica, Beigbeder sostuvo que “dejamos de vender un montón de cosas, productos que no son de primera necesidad son los que más se achicaron. Hay productos como el aceite de oliva, que pegaron una suba grande desde octubre hasta ahora, que son realmente injustificadas y descabelladas, teníamos un consumo interno y externo interesante pero se ha venido bajando. De enero a enero (2023 a 2024) el aceite de oliva subió un 1.000% porque España tuvo mala producción y los aceiteros de la cordillera decidieron poner precios de exportación, con un litro a 10.000 pesos que no se puede consumir. ¡Es una locura!”.
También contó que “hay productos de limpieza que están carísimos. Pero los precios de muchos productos te resultan más caros porque no hubo una actualización de sueldos. Entonces, vas al supermercado y te infartás cuando te dicen cuánto sumó. Seguirá pasando en estos meses, hasta que los sueldos se reacomoden”. Y anticipó que “los empleados públicos tendrán la de perder parece, porque el reajuste será más lento”.
“Despedir personal es más caro, se pierde la inversión en conocimiento”
El empresario y ex presidente de la Cámara de Comercio de Posadas, Carlos María Beigbeder, advirtió en la entrevista con Radio República que en esta recesión “no creo que haya nadie preparado para aguantar muchos meses, así que se pondrá peligroso para la continuidad de algunas empresas”.
Consultado sobre los despidos en el sector, que el Centro de Empleados de Comercio de Posadas confirmó en lo que va del año 2024, Beigbeder reveló que algunos de sus colegas están vendiendo activos para sostener la planta de personal, a la espera de un cambio en el rumbo de la economía del país.
“Sé de algunos colegas que despidieron personal, nosotros todavía no pero lo estamos evaluando porque dependemos de un flujo de facturación y ventas como el 90% del comercio. Si empieza a flaquear, hay que reducir costos aunque achicar empleados es lo más costoso”.
En ese sentido, explicó que en la intención de achicar las erogaciones, “podés decir de reducir el consumos de luz o agua pero la masa salarial influye entre los primeros ítems en los costos y despedirlos es un costo muy elevado, con muchos inconvenientes que van más allá de las cuentas bancarias que se van vaciando sino por el conocimiento y el aprendizaje que tuvieron esos trabajadores que se van, eso también es importante. Más cuando volvés a contratar personal y es doloroso el conocimiento que se te fue y que cuesta volver a formar equipos. Hoy es difícil conseguir gente que quiera trabajar y ponerse la camiseta”.
Según el dirigente mercantil empresario, se hacen esfuerzos para no desprenderse de trabajadores con experiencia: “Conozco de colegas que se desprendieron de activos para poder sostener la estructura por esa razón. Escuché de gente que vendió vehículos, propiedades, para sostener al personal, a la espera de que esto mejore”.