En el marco del conflicto entre 22 gobernadores y el presidente Javier Milei, del cual Misiones no tomó partido por alguno de los sectores en disputa todavía; ayer se vivieron algunos hechos que podrían pensar en encauzar un diálogo que se cortó y por lo cual terminó desatándose la rebelión de las provincias tras el recorte de la coparticipación a Chubut.
Tanto el mandatario chubutense, Ignacio “Nacho” Torres como otros pares del norte argentino del mismo signo político, decidieron suspender encuentros y -públicamente- dejaron abierta una puerta para ver si la Casa Rosada se sienta a dialogar.
Sobre lo último, aún no hay confirmación desde el Gobierno del presidente Javier Milei en ese sentido.
Lo lamentable, fue cómo la “patria tuitera” que maneja el asesor Santiago Caputo, empezó a exponer como “Nachito” (como bautizó Milei al mandatario de Chubut en una última entrevista radial el fin de semana) “dio marcha atrás” en su avanzada en defensa de los intereses de su provincia.
Parece increíble pensar que alguien que quiere dialogar para zanjar diferencias y no llegar al extremo de tener que enfrentarse a la Nación con lo que tenga (en el caso chubutense con petróleo y gas) pueda ser tomado como que hay una resignación de posiciones, cual señal de haberse ganado una batalla.
Pensar que los argentinos llegaron a las elecciones del año pasado con una “grieta” entre kirchneristas y opositores de la que la mayoría de los candidatos a presidente prometían salir.
Hoy, esa grieta es enorme, se agiganta minuto a minuto y solamente se observan ganadores y perdedores en las discusiones, que van siendo marginados y condenados en las redes sociales y discursos de odio nada menos que del propio Milei como de su círculo más cercano.
Dialogar y consensuar no significa resignar, sino unir tanta energía en sacar al país del pozo.