Mientras nos preparamos para despegar en lo que deseamos crear, siempre es bueno conocer historias de vida de éxito. Saber que otras personas lo lograron hace que nuestro cerebro entienda que también puede hacerlo. Cuantas más historias de éxitos conozcamos, más nos acercamos a lograr nuestros sueños porque nos generan herramientas mentales.
En este caso Helena Rubinstein, un nombre que resuena en el mundo pero que se gestó con una pequeña sin recursos.
Nació en el seno de una familia humilde en 1872 en Cracovia (Polonia), era la mayor de ocho hermanos y se crió en un barrio judío. En Cracovia intentó estudiar medicina hasta que su padre decidió enviarla a Australia en 1896 a casa de unos parientes. En su equipaje llevó 12 tarritos de una crema que su madre le había regalado y cuya receta procedía de la herencia familiar.
Su piel blanca, lisa y radiante era la envidia de las habitantes de Melbourne, poco o nada acostumbradas a cuidar su piel. En cuanto vieron que el secreto estaba en aquellas cremas que traía de su ciudad natal pronto empezarían a demandarlas con gran éxito.
Así nació su primera crema Valaze, fue tanto el éxito que tuvo el producto que Helena decidió comercializarlo a través de los periódicos, y así muchas mujeres australianas conocerían aquella crema, llegando a ganar 24 mil dólares en solo dos años.
El pequeño negocio creció tanto que decidió viajar a Europa para seguir aprendiendo sobre la piel y la cosmética y abre su centro en París.
Cuando comenzó la I Guerra Mundial se trasladó a Estados Unidos donde construye un imperio. A finales de los años 50 ya tiene 14 fábricas de cosméticos y más de 40.000 empleados.
Así consiguió reinventar el concepto de belleza, inventó la máscara de pestañas provista de un cepillo en su interior, la máscara waterproff. Y creó un mercado millonario de cosméticos con fábricas, laboratorios, plantaciones de flores y salones de belleza en catorce países, que a mediados de los años 60 tenía empleadas a 32.000 personas en todo el mundo.
Creó el cepillito para la máscara de pertañas, Máscara-Matic. También inventó la máscara de pestañas waterproof, creada a petición del equipo norteamericano de natación sincronizada en 1939.
Y fue la primera en darse cuenta que había tres tipos de pieles femeninas: normal, seca y grasa, y que cada una de ellas necesitaba un tratamiento específico. Su principal rival fue Elizabeth Arden, otra genia.
(Por Rosanna Toraglio).