El suministro de agua potable vuelve al centro de las demandas de la población con cada verano. Año a año las temperaturas en esta época son más elevadas y a la salida de las canillas el problema sigue siendo el mismo: o no sale agua o lo que sale no lo hace en condiciones óptimas.
En ciertos sectores y por largos períodos la presión en las conexiones es tan débil que no llega líquido a los tanques domiciliarios.
Llama la atención que, con el paso del tiempo, los reajustes tecnológicos y técnicos y la planificación, el problema no solo persista, sino que además se expanda complicando las vidas de miles de personas que, pese a la irregularidad del servicio, deciden pagar sus facturas.
En ese sentido la respuesta debería ser adecuada, rápida y tendiente a solucionar el problema y no a explicar -como sucede siempre- que todo ocurre por la alta demanda, o problemas técnicos que se repiten invariablemente todos los veranos. El acceso a servicios como el agua potable es un derecho y, por tanto, debe ser una prioridad.