Por séptima vez en lo que va del año, la Dirección de Asuntos Guaraníes concretó entre el último jueves por la noche y las primeras horas del viernes, un nuevo operativo para “regresar” a madres y niños mbya a sus comunidades en el interior de la provincia y que deambulaban por distintos espacios públicos de la capital provincial. Un grupo se rehusó a volver y se les recordó a sus integrantes que no pueden enviar a trabajar ni a mendigar en las avenidas y calles a los niños. Ante la reiterada situación, mediaría la Secretaría de Acceso a la Justicia para evitar llegar a la judicialización del tema.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Francisco Martínez, titular de la Dirección de Asuntos Guaraníes, explicó que “entre el martes y jueves llevamos a 86 personas, entre mamás y niños, a sus respectivas comunidades. El del jueves se realizó a última hora del día, en articulación con la Defensoría de los Niños, la Subsecretaría de la Niñez, el Ministerio de Desarrollo Social, la coordinación de Gabinete y la Dirección de Asunto Guaraníes, en una mesa ampliada que tenemos sobre la temática. Es algo que venimos trabajando y seguiremos en este camino”.
Detalló que “fue el séptimo operativo del año y el primero de febrero. Este tuvo una particularidad y es que hubo un grupo, en la zona de La Placita del Puente, que se resistió a ser trasladado. Tuvimos dos horas y media de diálogo en las cuales escuchamos las inquietudes y les expusimos sobre todas las cosas que no queríamos que los niños sigan en la calle, menos trabajando y tampoco mendigando. Les dijimos que deben volver a su comunidad y que los mayores si querían podían quedarse. Fue entonces que se resistieron los varones, no quisieron irse, de igual manera seguimos trabajando durante el día con este grupo para devolverlos a su comunidad, que es el lugar donde tienen que estar y en especial, los niños”.
El grupo que se negó a volver a su pueblo tenía unos veinte integrantes de diferentes comunidades, entre ellas de Bonpland y Ruiz de Montoya, que luego se dispersaron con rumbos diferentes aunque horas más tardes se los volvió a ver juntos.
Martínez lamentó que “a veces nos encontramos con algunas madres que ya habíamos llevado de regreso junto a sus hijitos pero están de nuevo por acá. El problema es que una vez más detectamos que mandan a los pequeños a vender y eso a nosotros nos duele muchísimo, siempre remarcamos que donde tienen que estar esos niños es en sus comunidades jugando y no en una ciudad en el semáforo o en una plazoleta”.
Intervención de la Justicia
En la oportunidad y al encontrar resistencia de algunos mayores y también que se repite la presencia de madres y niños mbya que los llevan a sus comunidades y vuelven a Posadas, Martínez recordó que “no podemos impedirles que vengan pero sí que no los hagan trabajar, mendigar y tampoco queremos judicializar este tema”.
En la misma línea apuntó que “en la mesa ampliada de trabajo, conformada con el gobierno provincial, está incluido Fabián Oudín, quien está a cargo de la Secretaría de Acceso a la Justicia Derechos Humanos y Violencia familiar del Poder Judicial, con quien dialogamos y buscamos alternativas para abordar esta problemática porque, reitero para que quede claro, no queremos judicializar a los niños sino que buscamos entablar un diálogo con la comunidad, con esas familias para no llegar a esos extremos. Queremos alcanzar soluciones dialogando con las comunidades, escuchando lo que ellos proponen para que nosotros como Estado podamos darles las respuestas acordes con diferentes programas”.
La intervención más directa de los representantes de Acceso a la Justicia, “será una especie de mediación, que será a partir de la semana que viene. Además avanzaremos en reuniones con la Dirección de la Niñez, la Defensoría, la Municipalidad y la Dirección de Asuntos Guaraníes en las comunidades, con cada cacique y con las familias. Allí los vamos a escuchar, ver qué proponen, qué solución le vamos a dar, porque varía mucho la necesidad de cada comunidad porque, por ejemplo, hay algunas a las que no les gusta plantar, otras que prefieren la artesanía y la intención es armar un plan de trabajo con ellos en su lugar”.
Consideró que los caciques de cada comunidad “deberían transmitirnos qué les está pasando, si les falta algo, si tienen alguna inquietud en la que podamos contribuir para que esas familias se queden allí y puedan desarrollarse sin la necesidad de venir a Posadas”.








