Cuántas veces oímos las frases: “Es parte de la familia; es mi hijo perruno/gatuno, etc.”, referido a las mascotas de la casa. Es que la sola compañía del gato, perro, cobayo, el pez, loro, tortuga o el animal que fuera, traen beneficios en el bienestar emocional de las personas, disminuyen el estrés y la sensación de soledad, mejorar la salud del corazón. Además, pueden ayudar a los niños con su habilidades sociales y emocionales.
Pero, ¿qué sucede cuando humanizamos a las mascotas excesivamente?
La humanización o antropomorfismo es asignar emociones, características, actitudes e inteligencia típicas del ser humano a los animales. Por ejemplo a un perro humanizado, se le restringe la expresión de conductas de su especie como oler otros animales, revolcarse en el pasto o escarbar para esconder algún objeto. En cambio, se le “asignan” otras acciones propias de los humanos, como celebrar cumpleaños, llevar ropa o consumir alimentos no adecuados a la raza y especie.
“El amor por los animales de compañía implica no olvidar en ningún momento que pertenecen a una especie distinta de la nuestra, con sus propias necesidades”, aclaran desde el Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires.
Las consecuencias de “invisibilizar” las necesidades de los animales (físicas, afectivas, sociales, etc) en función de atribuirles acciones o características humanas, varían desde trastornos en la conducta hasta problemas como irritabilidad, agresión, hiperapego, problemas de salud derivadas de una alimentación inadecuada para su especie (obesidad), estrés por falta de enriquecimiento ambiental o por imposibilidad de mostrar su comportamiento natural, o inseguridad por falta de sociabilización, entre otros.
“Lo que le genera al animal ser tratado como un humano es, en el 90% de los casos, un gran estado de ansiedad, desde el miedo, pasando por la fobia, el pánico, los síndromes convulsivos”, advierten veterinarios. En definitiva, “los problemas de conducta no son otra cosa que la mala relación, la manera incorrecta de relacionarnos con los perros”, señalan.
La postura de atribuirle al perro o al gato comportamientos o actitudes que no son propias de un animal doméstico, pero sí de un humano acaba coartando su auténtica naturaleza y con ello su libertad.
Proporcionar un ambiente favorables para que realice conductas propias de su especie
La Dra. María Paz Salinas, Veterinaria especialista en Etología Clínica (Medicina del Comportamiento Animal), define al bienestar de nuestros animales como un concepto multidisciplinario y multidimensional; algo que, tiene que ver más con un animal protegido del estrés, de potenciales enfermedades, de dolores, con un óptimo estado mental y un entorno que le permita expresarse como lo que es y en un contexto donde se sienta naturalmente satisfecho.
Para esto, es importante proporcionarle al animal un contexto favorable para que pueda llevar a cabo conductas propias de su especie: orinar levantando una pata y no en un inodoro, higienizarse diariamente con su lengua y no ser bañado en una bañera llena de espuma de manera recurrente, conservar su olor distintivo y no a fragancias artificiales, etc.
Es importante por tanto que las señales, los comportamientos que notamos en los animales sean interpretados por profesionales veterinarios especializados en conducta animal. Si leemos las actitudes de nuestros animales con “ojos humanos”, sin pensar en que tienen otra forma de comunicación, los estaremos alejando de su propia naturaleza.
Para imitar y evitar la adopción “impulsiva”
La plataforma “Préstame tu perrito” es un sistema que facilita el cuidado compartido y voluntario de las mascotas entre el dueño y una persona que busca conocer perros “de forma gratuita, sólo por diversión y amor a las mascotas”, según la descripción de la web.
La portavoz de la web de origen francés pero con domicilio en España, Andrea Milá explicó que este interesante concepto permite que una persona sin mascota “pueda experimentar la responsabilidad de tenerla” antes de comprometerse a tiempo completo.
De esta forma, los voluntarios pueden saber de primera mano cómo tratar a un animal correctamente antes de dejarse llevar por una “adopción impulsiva” de lo que a menudo se percibe erróneamente como un objeto, cuando “un perro es un ser vivo con necesidades y emociones, no un artículo que se pueda regalar”, aclara tajante.
Esta impulsividad se traduce en el abandono de la mascota y todo lo que viene después.
Fuente: medios digitales.