Quien se cree el “ombligo del mundo” se las da de importante, y no está falto de razón. Porque este pequeño orificio tiene su particular protagonismo.
El ombligo marca el punto en el que el cordón umbilical estaba unido al bebé. Cuando el bebé nace y se larga a llorar, eso significa que el niño ya puede respirar por sí mismo. Entonces se produce el corte del cordón, pero el ombligo simbólicamente sigue siendo la puerta de entrada a nuestro interior más profundo.
Por eso cuando sientas mucha energía negativa a tu alrededor, ya sea en el trabajo, con intrigas, o en casa con discusiones y peleas, trata de tapar tu ombligo.
Cuando alguien está peleando contigo, dejándote triste, recibiendo energías negativas, o estés en un ambiente “pesado” donde empiezas a bostezar demasiado, sientes que el cuerpo comienza a ser débil, cierra tu ombligo con una de las manos, discretamente, y verás cómo las sensaciones malas que ese lugar o esa persona estaban enviando, de golpe cesaron.
El ombligo es la primera parte creada después de la concepción, y se conecta con la placenta de la madre a través del cordón umbilical.
La región donde está ubicado nuestro ombligo es el “plexo umbilical”. Cuatro dedos por encima del ombligo, está el “plexo solar”. En él se encuentra situado uno de los “chakras” más importantes, el responsable de captar las energías de las personas que se encuentran alrededor. Cerrando el ombligo, no se captarán esas energías.
Siempre que desconfíes del lugar o persona con quien tienes que encontrarte, tapa tu ombligo con un trozo de cinta; te sentirás mucho más fuerte y las energías negativas de las personas o ambientes, no llegarán a ti. ¡Namasté!
De María Cristina Gimenez. El Mundo del Yoga.