Cuán diferente el hombre viviría
si equiparara sus ciclos al natural curso de la vida
y dejara de estar desglosado
de los ritmos por el Universo marcados,
que el derrotero de los astros le diera su rumbo
como antiguas culturas lo han hecho en el mundo.
Alegre y despreocupada sería la gente
si alejara de ella los delirios de la mente,
atraerían así la bondad en sus actos
gustosamente de otros calzarían sus zapatos,
comprendiendo a los demás
inaugurarían un nueva Era de paz.
No más tiempos perdidos marcarán los años finalizados
sino experiencias maravillosas de hombres liberados
de autoimpuestos yugos y creencias
al adquirir una nueva conciencia,
pues si de Su conciencia somos fractal,
la alegría en cielo y tierra no habrá otra igual
por este gran paso hacia Dios que habremos de dar.
El calendario gregoriano/juliano no está regido por los ciclos del Universo y sus astros, nos vedaron el saber de sus influencias en nosotros, como lo hacen en las plantas por ejemplo, dejándonos solo una fecha simbólica de su inicio, que lo que la hace importante es que nos unamos a festejarla. Si permitimos a la mente manipulada por la matrix que maneje nuestro tiempo, que al estar acelerado en este final de los tiempos, volvería la vida caótica.
Que sea el corazón el que nos una, esto es un pedido del cielo y dejemos que sus mieses llenen nuestros espacios haciendo que esta festividad sea sagrada. ¿Que cómo se hace para que una fiesta sea sagrada?, esta es una receta casera infalible y la puedes emplear para cualquier ocasión: primero pide a los ángeles que estén presentes; arréglate y ponte lo que te haga sentir bien, porque al único que tienes que agradar es a ti mismo y al hacerlo agradarás a los demás.
Pon una sonrisa en tu rostro para que la mente entienda que estás feliz, aunque ésta sea una mueca, ella así lo interpretará y ese sentir se irradiará; cuando abraces controla que los corazones hagan contacto y tú solo ocúpate de sentir; pon humor a los malos tragos y omite las ofensas, no permitas que tu ego se entrometa y haz de tu vida una fiesta.
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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