El vino misionero que había comenzado 2023 con noticias positivas, una de ellas eran las indicaciones geográficas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para 10 localidades de la provincia, ahora cerrará el año con una fuerte incertidumbre. Es la misma que envuelve a todo el sector en el ámbito nacional a partir de las medidas de desregulación impulsadas por el Gobierno nacional.
“Ahora, con esto del INV nadie sabe en qué va a quedar todo, con las tremendas desregularizaciones que anunciaron, la verdad es que no sabemos todavía qué es lo positivo que puede salir de todo esto”, confió a Eco&Agro Agustín Borzi, quien tiene a su cargo la realización de la huerta jesuítico-guaraní en la sede del colegio Gentilini donde, entre otras cosas, también se elabora vino artesanal como parte de la currícula de los estudiantes y se encuentra incluido dentro del proyecto del “vino misionero”.
“Veníamos encarando un trabajo que no era fácil para una provincia sin acervo vitivinícola. Sí teníamos tradición, porque un punto a favor, que no lo tiene nadie, fue que aquí ya se producía vino allá por el año 1.700. En ninguna otra región tienen un escrito, como lo tenemos acá en Misiones, del padre Antonio Sepp.
Así las cosas, mientras la bebida nacional que compite con el mate en los hogares del país, atraviesa un momento complejo, no todas son noticias negativas en el balance del año del Gentilini, en cuanto a experimentos productivos.
“Podemos decir que no todas son noticias negativas, ya que ha sido un año genial para el café, en el instituto se cuenta con dos cafetales, pudimos cosechar e hicimos café del Gentilini. Es un experimento que están haciendo los chicos pero ya nos ha demostrado que es terreno apto de producción y sale riquísimo”, se alegró.