Como los rayos del Sol naciente
son los de Jesús el viviente
Quien sigue viviendo en y entre nosotros
esperando que nos amemos los unos a los otros
como Él nos amó
pues es designio de Dios
y nada puede esa ola de Amor vencer
pues Su semilla plantó en nuestro ser
y desde dentro nos observa crecer
como paciente Padre que a su hijo pródigo enviara
para que del error aprendiera tras vidas desenfrenadas.
Suenan campanas recordándonos los verdaderos sentimientos,
para que vivamos cada día como si fuera el del último aliento.
Has aprendido a ser cada uno de ellos más feliz que el anterior.
En qué has contribuido para hacer este mundo mejor.
Has contactado con los ángeles alados
y hacer que el tiempo sea angelado.
Has llenado de paz tu corazón
o sigues hablando de ella queriendo tener siempre la razón.
Has enmendado tu error y pedido perdón.
En fin, has hecho de esta Tierra
un lugar que en el cielo se viva como en ella?
Eleva tu pensar, tu sentir, tu hablar y actuar
y el mundo cambiará sólo por igual resonar.
A ti te hablo alma hermosa, cansada de no ser tú
despliega tus alas y muestra tu luz
esa es la forma de permitir que en tu corazón nazca Jesús.
Días especiales son éstos, cuando nos acercamos al recordatorio de Su nacimiento, tomemos cada momento como una oportunidad para nuestro crecimiento, que cada ofensa recibida puedas verla como un desafío para practicar tu paciencia y comprensión que te brinda la vida, haz la práctica diaria de pedir a Jesús de poder ver todo a través de Sus ojos para transformar al hermano y al mundo con tu/Su bondadosa mirada.
Que tus oídos sean los Suyos que escuchen solo lo bueno y constructivo, que los bloquee al engaño y que solo oigan la Verdad; que de tu boca solo salgan palabras amorosas que actúen como bálsamo para las afiebradas mentes, sean ellas siempre mansas, asertivas y en su justa medida; que haga tus modos amables y que todo tu ser denote la mansedumbre de Quién portas y lo irradies ad infinito tal cual en tu contrato de alma lo habías firmado.