Así como detrás de cada problema hay un regalo escondido, detrás de cada autocrítica hay una oportunidad de mejora y un mensaje de amor.
Cuando escuchamos una voz interna que nos critica, “no soy bueno para…”, “siempre me pasa lo mismo”, “soy muy desordenada” en vez de impulsarnos a mejorar, nos entristece, nos baja la autoestima.
¿Pero qué pasaría si en lugar de quedarnos con ese sentimiento de dolor, pudiéramos entender el mensaje de amor escondido en esa autocrítica?
Verónica y Florencia Andrés afirman que ese mensaje de autocrítica es solo la primera parte del mensaje, que hay capas más ocultas, y poder decodificar el mensaje completo, nos ayuda a encontrar oportunidades de mejora, y nos motiva a dar el salto para cambiar lo que queramos.
Detrás del mensaje de autocrítica se ve el enojo que sentimos con nosotros mismos, por reincidir en algo que habíamos tomado la decisión de cambiar, y ese enojo se nota en la forma en que nos hablamos.
Pero si seguimos buceando podremos descubrir que más abajo del enojo, hay un mensaje de amor, solo que está expresado en forma de enojo, y hay un pedido hacia nosotros mismos, porque más allá de las muchas veces que quizás no nos cumplimos, creemos en nosotros y queremos vernos ser todo lo que podemos ser.
Por ello, cuando esas voces de autocrítica aparezcan, en lugar de entristecernos, de bajar nuestra autoestima, sepamos que estamos ante un mensaje de amor escondido, y un pedido de mejora que nos estamos haciendo porque podemos lograrlo, aunque ahora nos parezca muy difícil conseguirlo.
¿Cómo podríamos decirnos el mismo mensaje, pero de manera positiva? ¿Qué palabras usaríamos?, el poder del amor es incalculable, no nos quedemos con el primer mensaje que viene del enojo, miremos una segunda vez, buceemos más profundo y rescatemos el amor que nos tenemos a nosotros mismos, que hace que no renunciemos a vernos brillar.
Pequeños pasos logran grandes cambios, empecemos por pequeñas metas, que estén a nuestro alcance cumplirlas y aplaudamos cada vez que nos cumplimos, luego, cuando esto se convierta en un hábito, podremos pensar en otro pequeño paso, y así continuamente, disfrutando nuestro proceso de cambio, construyendo la persona que elegimos ser.
Por Natalia Moyano
Contadora con
corazón de escritora
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