A menos de un mes del inicio de la zafra de verano (o zafriña, como le dicen en las zonas rurales), productores del sector yerbatero acusan que uno de los motivos de la baja en la producción fue la falta de mano de obra para la cosecha de la yerba mate en el período de zafra gruesa (que va de abril a septiembre).
En el 2022 se registró una cosecha de alrededor de 810 millones de kilos de hoja verde en el período de enero a septiembre, mientras que este año se cosechó 733.671.989 kilos en el mismo período.
La sequía, el estado del suelo, plagas son otros factores que influyeron en la caída de la producción que ya viene en merma desde hace un tiempo atrás. No obstante, los productores alegan que uno de los principales motivos de la baja cosecha es el faltante de mano obra, por lo menos en ciertos sectores de la provincia.
Aunque hay leves variantes en las versiones, gran parte de los productores coinciden en que esto se debe a que los peones rurales se niegan a “ficharse”, es decir, blanquearse por temor a perder los planes sociales.
Si bien, en agosto se prorrogó el decreto que compatibiliza el trabajo rural con los planes sociales, desde el sector yerbatero aseguran que los trabajadores todavía se resisten a blanquear su trabajo en la tarefa.
“Lo que pasa es que nadie quiere blanquear la situación para no perder el plan. Trabajan uno o dos días en negro, con todo el riesgo que eso implica, tanto para el patrón, como para el empleado, para no perder el plan. Ese es el eterno inconveniente”, expresó a PRIMERA EDICIÓN, Hugo Reckziegel de la Cooperativa Agrícola de Montecarlo.
En esa línea, el cooperativista aseguró que no consiguen mano de obra ni para el cultivo de yerba mate ni para el de mandioca y que “los lunes ni los viernes se trabaja”.
“Cada vez estamos en una situación peor, porque cada vez se consigue menos mano de obra. Nuestros productores en la zona están desesperados, porque en este momento hay que limpiar las chacras y no hay mano de obra, es realmente desesperante la situación”, agregó.
En una sintonía algo similar, Sergio Delapierre, señaló que, a pesar del decreto, la gente no quiere blanquearse. “El decreto no funcionó, porque la gente se acostumbró a cobrar y el que cobra hace varios años dos o tres planes no quiere tener un trabajo fijo, con el compromiso de cumplir horario, entonces hacen changas. Ese es el gran negocio, el de tener varios planes y salir a changuear y así tienen tiempo de hacer otras cosas”, afirmó.
“Hay mucha gente que no quiere ficharse de ninguna manera, porque aparte de cobrar algunos planes, tienen otros beneficios que no les conviene ficharse. En algunos casos sí se ficharon sin problema. Esperemos que se mejore la situación de los productores con los fichajes”, agregó por su parte, Hector Dingler de la Cooperativa Yerbatera Dos de Mayo.
Por su parte, Cristian Klingbeil de la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones (APAM), especificó que el problema no era conseguir la mano de obra, sino conseguir que se blanqueen por los planes sociales. “Si era para trabajar en negro, no tenían problemas, pero nosotros no podemos hacer eso, además de que teníamos controles estrictos, hasta abusivos todo el tiempo”, especificó.
“Esperemos que esto mejore en la próxima zafra, porque si no, no se puede”, agregó.
Sin embargo, desde las yerbateras de la franja que comprende Dos de Mayo, Salto Encantado y Aristóbulo del Valle, explicaron que no tuvieron esos inconvenientes, porque la mayoría de los productores son pequeños y las tareas la hacen en familia.
“En esta zona son productores familiares, no hubo mayor problemas, donde sí hubo fue en la zona de San Pedro”, explicó Luis Grezak de la Cooperativa CAFICLA y explicó que esto se debe mayormente a que los peones no quieren blanquearse y los productores se sienten “perseguidos”, por el Estado.
“Muchos están viendo la posibilidad de cosechar con máquina”, agregó. “Los productores chicos van a seguir cosechando con la familia y los grandes seguramente con máquinas”, finalizó.
“Quieren instalar la mecanización”
En contrapartida, desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), desmienten que la baja en la cosecha se debió por estos factores y apunta hacia la sequía, plagas y el sufrimiento de las plantaciones en los últimos tres años.
“No, la mano de obra no influyó en absoluto, la disminución es por las condiciones de los yerbales. Eso es verso para querer instalar la ‘necesidad’ de la mecanización de la cosecha”, afirmó el director de producción del INYM, Marcelo Hacklander.
El sector yerbatero empleaba entre 20 y 22 mil peones rurales por zafra, un número que no parecía cambiar desde hace décadas, y que representa un par de trabajadores por cada uno de los 10 mil productores yerbateros registrados en el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
Según datos a los que pudo acceder este matutino, en el 2022 hubo una pequeña disminución que no debe representar el 5% en la cantidad, pero que, en términos globales, serían 1.000 puestos menos que en años anteriores, mientras todavía queda certificar la merma de personal de la última zafra gruesa.
Una pelea en silencio
La cosecha manual vs. la mecanización es una disputa que se viene librando casi de manera desapercibida prácticamente desde el 2018 hasta estos días.
Quienes están a favor del cambio lo argumentan bajo la lógica de la modernidad y el avance de la tecnología. “Permite mayor productividad”, subrayan.
Pero, por su parte, quienes están en contra, recuerdan que en el fondo hay puestos de trabajo y, por ende, el futuro de miles de familias en juego.
Este año, el INYM dio un paso importante en esta contienda al crear el “registro de operadores que realizan cosecha mecanizada de yerba mate, a los efectos de contar con los datos necesarios para su análisis y visibilización”.
A lo que se apuntó con la medida es a contar con un relevamiento de la incidencia de la cosecha mecanizada en la actividad yerbatera, a efectos de visibilizar su alcance e incidencia.
Además, a lo anterior se le suma el fuerte respaldo que un sector del INYM le hizo a los popularmente conocidos como “tareferos”, el último eslabón de la cadena, cuando el año pasado un sector del organismo se pronunció en contra de la mecanización de la cosecha de yerba, porque “representa desplazamiento de mano de obra y, en consecuencia, crisis social”.
Esta postura se dio a conocer mediante un comunicado que llevó la firma del director del INYM que representa a los tareferos (Carmelo Rojas) y los de la producción (Nelson Dalcolmo, Claudio Hacklander y Jonas Petterson).