Los pasillos judiciales pueden parecer silenciosos pero, en no pocas ocasiones, retumban como las chanchas de la Estudiantina capitalina. En este caso, un fallo del Tribunal Penal 1 repercutió esta semana y corresponde a la resolución de un juicio contra la integridad sexual que se desarrolló la semana pasada y que tuvo como víctima a una adolescente de 15 años abusada en cinco ocasiones en menos de dos meses, entre noviembre de 2019 y enero de 2020 en una chacra de Candelaria.
Los camaristas Gustavo Arnaldo Bernie, Viviana Gladis Cukla y Ángel Dejesús Cardozo condenaron a seis años de prisión a un agricultor y cuidador de una chacra candelariense en inmediaciones a la cárcel federal (Colonia Penal 17). El encartado tiene 68 años y fue juzgado por “abuso sexual con acceso carnal, al menos cinco hechos en concurso real”, previsto los párrafos primero y tercero del artículo 119 del Código Penal Argentino.
El mínimo de la pena establece seis años de prisión y el máximo 15. En el caso de este veredicto la pena fue la menor y restará saberse con los fundamentos de la decisión, durante la segunda semana de noviembre, si no fueron considerados como agravantes los cinco hechos de violación denunciados por la madre de la víctima y ratificados por la adolescente y víctima en sus declaraciones oportunas en enero de 2020.
Múltiples fuentes contactadas por PRIMERA EDICIÓN relataron que, durante el juicio, se analizaron las declaraciones tanto de la víctima directa, como su hermana y madre, sobre lo sucedido en la propiedad donde la adolescente concurría para cuidar al hijo de dos años de su hermana mientras ella cumplía con las labores que el acusado le ordenaba y que correspondían a limpieza de casa y diversas actividades relacionadas a plantas y cría de animales.
El victimario habría aprovechado esta situación para cometer el primer abuso en su habitación en la casa y contra una menor de edad, quien perdió la virginidad y fue amenazada de muerte si no callaba lo sucedido. En la vivienda el acusado tenía tres armas de fuego, una debajo de la almohada de la cama donde la adolescente fue violada.
El último episodio se registró en enero de 2020 y fue la hermana de la víctima quien sospechó de los movimientos del supuesto patrón y abrió la puerta de una pieza y la halló semidesnuda boca arriba a su familiar, al abusador y al niño sentado y atemorizado a pocos metros.
Los testimonios fueron corroborados por peritos judiciales y las lesiones compatibles con abuso también. Incluso las reacciones en el niño posteriores alarmaron a la abuela y a su madre, porque intentaba arrancarles la ropa con violencia a ellas, intentaba que quedaran desnudas de la misma forma que habría visto atacar al abusador de su tía.
Consecuencias
De no recurrirse este fallo y una vez que se inicie su ejecución, se estima que durante el año próximo el sentenciado podrá solicitar los beneficios para morigerar la pena e ingresar en el régimen de salidas transitorias y libertad condicional.
Las voces contactadas remarcaron que el mínimo de la pena es de seis años en estos casos y cada hecho es considerado, y consta en fallos de juicios similares, como un año más de prisión en el cómputo. En este debate el fiscal del Tribunal Penal 1, Martín Alejandro Rau, solicitó diez años de prisión.
La jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación, del Superior Tribunal de Justicia de Misiones y fallos de organismos internacionales (como la Corte Interamericana de Derechos Humanos), resaltan que los relatos de las víctimas de abusos sexuales deben considerarse como claves o determinantes y no ponerse en duda.
Todo el “mínimo” posible
De acuerdo al artículo 119 del Código Penal Argentino, en su tercer párrafo “la pena será de seis a 15 años de reclusión o prisión cuando hubiere acceso carnal por vía anal, vaginal u oral o realizare otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías”.
El acusado en el TP-1 fue hallado culpable por el mínimo esta calificación, cinco hechos, y como víctima una adolescente de 15 años que perdió la virginidad de esta manera y bajo amenazas de muerte para que callara.