El paso internacional que conecta Bernardo de Irigoyen con Dionísio Cerqueira, Brasil, presenta complicaciones desde que se incrementó el flujo de tránsito vecinal, a lo cual se suma la obligatoriedad del trámite migratorio en la zona de frontera.
Esta situación suele incrementarse durante los fines de semana, donde la gente prefiere incluso utilizar pasos clandestinos antes que esperar horas para cruzar por la Aduana.
El presidente de la Cámara de Comercio de Bernardo de Irigoyen, Walter Feldman, explicó a PRIMERA EDICIÓN que piden “una flexibilización en el tránsito, que funcione todos los días”. Lo que sucede en el control fronterizo es que “tienen un sistema para trabajar con cierta cantidad de vehículos, pero cuando suceden estas cosas (en referencia a las largas filas) los jueves, viernes y sábado, se genera todo un problema”.
Respecto a la solicitud de reducir los controles migratorios, para que solo a las personas que van a viajar hacia otras localidades o provincias, aclaró que esto se debe a que “no pueden registrar todos los vehículos que entran porque la Aduana lamentablemente tiene un carril de ingreso y uno de salida, es muy chica para el flujo de vehículos que tenemos hoy en Irigoyen”.
Este jueves era un día feriado en Brasil y justamente “se nota mucho la diferencia, porque en días normales no tenemos tanto flujo de personas”.
Ver esta publicación en Instagram
Sumado a esto, Feldman comentó que “con la demanda de los precios que tenemos hoy, con el real que vale 170 pesos, es mucha la diferencia cambiaria para los brasileños, que nos invaden”.
A pesar de que entre semana la fila tiene cierta normalidad, aunque suele ser larga, los fines de semana “se genera este trastorno y no nos queremos imaginar lo que va a ser a fin de año, cuando lleguen los turistas”.
Con todas las complicaciones que se generan en el paso habilitado y con la proximidad del receso de verano, el temor está en que “los turistas copen la Aduana y el turismo de compra local tiene una baja en las ventas, porque la gente de Brasil no quiere venir”.
Compartió que el tránsito fronterizo en Irigoyen es constante desde que se abrió la frontera, pero “con la devaluación del peso en Argentina, es más favorable para los brasileños y estamos con una diferencia cambiaria que es histórica para la zona de frontera”.
A nivel comercial, “la preocupación es que dejamos de vender lo que podríamos vender debido a la falta de infraestructura de la Aduana y la falta de capacidad para lidiar con una situación fronteriza que es diferente”. En este tránsito fronterizo, compartió que “la gente termina pasando de manera clandestina para no enfrentar las filas”.
En esta situación, resaltó que “los que sufren con este problema son los ciudadanos transfronterizos, el irigoyense y los que viven del lado de Brasil, quienes terminan haciendo una fila tan grande al no tener un carril específico para la gente de la zona”.
Acerca de las filas para hacer el trámite, indicó que “tienen que esperar dos horas o más para hacer un trámite, cuando tenemos familias de ambos lados, brasileños que estudian en Argentina y viceversa”.
Recordó que, en este lugar, tranquilamente pueden pasar caminando o utilizar lugares clandestinos de paso de frontera y que es una práctica habitual: “De toda la fila y el movimiento que se genera, un 30% ingresa por la Aduana, pero el resto, un 70% ingresa de manera clandestina, caminando porque no quiere afrontar esa fila”, relató. Por tanto, de lograr agilizar el paso, “venderíamos muchos más productos de los que vendemos hoy”.
Por otra parte, en otras prácticas que están presentes en la zona de frontera, Walter Feldman señaló que “hay mucha gente que va a trabajar a Brasil, debido a la diferencia salarial que hay. Al cobrar en reales, con el cambio a pesos tiene un sueldo mucho más elevado del que se ofrece en Bernardo de Irigoyen”.