La docente misionera Viviana Yommi quedó seleccionada entre las seis educadoras de la tercera edición de “Docente que Inspiran 2023”, entre más mente de todo el país. Y vaya que inspira esta docente oriunda de Puerto Iguazú y directora del Instituto Esperanza 0913 de Educación Especial y Rehabilitación que, no solo se dedica de lleno a la educación de sus más de 100 alumnos sino también a la inclusión de estos en el mundo laboral.
La docente misionera quedó preseleccionada junto a cinco colegas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, Río Negro, Mendoza y Corrientes. El ganador del premio Docentes que Inspiran, impulsado por Clarín y Zurich Argentina, se conocerá a finales de noviembre. El docente inspirador recibirá 3.000.000 pesos en premios y las dos menciones especiales, 1.000.000 cada una.
Una gran oportunidad
“Para mí fue una sorpresa mi nominación porque me inscribió una mamá, jamás esperé quedar primero entre los 24 semifinalistas preseleccionados, de un total de casi 2.000 candidatos postulados de todo el país, y ahora entre los últimos 6”, contó ayer a PRIMERA EDICIÓN.
“Esta nominación es un mimo al alma pero, sobre todo, es la posibilidad de visibilizar lo que hacemos junto a todo el equipo docente. Ojalá esto nos ayude para que el SPEPM nos de más cargos docentes y psicotécnicos para que podamos recibir a los alumnos que tenemos en lista de espera”.
Según contó la docente, asisten a la institución desde bebés con 45 días, un sector de rehabilitación donde se da estimulación temprana para bebés, el sector escolar de primero a séptimo grado, el sector de talleres donde se dan habilidades para la vida y donde buscan la inclusión laboral. En la actualidad, cuentan con 115 alumnos desde 45 días hasta 50 años.
“Awasi, el hotel escuela”
Hace poco más de un año y medio, Yommi logró que el hotel cinco estrellas Awasi aceptara que los alumnos del Instituto Esperanza hicieran pasantías. “Recorrimos muchas empresas y comercios antes de lograr que nos den esta oportunidad, pero cuando por fin alguien apostó en la inclusión de nuestros alumnos fue un hotel de primera categoría y de ese modo también se abrió la posibilidad que otras empresas vean el trabajo que hacen los chicos”, aseveró.
Los dos primeros alumnos que hicieron pasantías ya son contratados efectivos del hotel, “ellos están admirados de sus logros e incluso ahora están aprendiendo inglés porque necesitan manejar este idioma con los turistas internacionales”, contó orgullosa la docente.
No fue una tarea sencilla, “la inclusión es un proceso largo que implica la adaptación del alumno y la empresa, hay que ir salvando obstáculos, hacer reuniones con gerentes de recursos humanos y los empleados del hotel para que estén preparados para recibir y trabajar con una persona con discapacidad, también visitas previas del ámbito de trabajo por parte de los chicos y de sus padres… todo eso antes del convenio de pasantía con el hotel. Durante los primeros días de la pasantía, el psicólogo de nuestra escuela, Darío Vivero, iba todos los días al hotel para acompañar a los chicos hasta que ya no fue necesario”.
Según contó, “Awasi es para nosotros como el hotel escuela porque otros hoteles observan la experiencia que venimos desarrollando allí. Ya son varias las empresas que nos pidieron chicos para que hagan pasantías el año que viene, doce chicos tenemos que preparar para la inclusión laboral… es un arduo trabajo el que nos espera”.
De gestión privada, gratuita y a pulmón
En diálogo con el Diario, contó que si bien la escuela es de gestión privada los alumnos no pagan una cuota “la mayoría proviene de familias humildes por lo que no podrían hacer frente a una cuota mensual de 20 o 30 mil pesos, que es el valor aproximado de los colegios de gestión privada“.
“Nuestra institución abrió para estar al servicio de la educación hace 30 años, los sueldos de los docentes los paga el Estado a través del Servicio Provincial de Educación Privada de Misiones (SPEPM) y el resto de los gastos, desde la cuenta bancaria donde tienen que ingresar los sueldos de los docentes, el impuesto al crédito y al débito y los servicios, logramos pagarlos gracias a la generosidad de la comunidad, de las maestras y del equipo psicotécnico que hacemos empanadas, bingos y otras actividades para generar dinero que nos permite pagar el banco, al contador, etc. También contamos con la ayuda de empresarios y hoteles, ahora un hotel nos pagó la ART”, contó la mujer quien aseguró que “siempre, en estos 30 años, llegamos todos los meses a cubrir todo… incluso durante la pandemia y eso es cosa de Dios que tanto ama y cuida a nuestros alumnos”.