La abrupta suba de los dólares financieros, en cualquiera de sus versiones, pero en particular el paralelo o blue, que cotiza por encima de los $1.000, tiene como contrapartida el derrumbe del salario promedio de la economía expresado en dicha moneda.
Un reciente estudio del economista Fernando Marull no hace otra cosa que confirmar esta definición. De hecho, según su análisis, si se toma en cuenta la evolución del salario real en dólares, se concluye que el nivel actual, que ya está por debajo de los US$ 400 es similar al vigente tras la crisis “pos Malvinas” en 1982 y ya rompió el piso de dos de las peores crisis de los últimos cincuenta años.
En efecto, con la última cotización disponible, se ubica por debajo de los US$ 413 vigentes a la salida de la Convertibilidad a principios de 2002 y de los US$ 414 resultantes del Rodrigazo en julio de 1975 y solo tiene por debajo los US$135 registrados como consecuencia de la primera hiperinflación de julio de 1989 y de la segunda en marzo del año siguiente.
En cuanto a los picos, se pueden mencionar los US$3.000 de la “plata dulce”, allá por 1980, y más acá en el tiempo, los US$ 1.852 de la Convertibilidad en 1994 o finalmente los US$ 1.844 del gobierno de Macri, a fines de 2017.
Falta una moneda confiable
Para Marull, el escenario actual se explica por la falta de una moneda confiable, el desorden fiscal que atraviesa la macroeconomía argentina, la escasez de reservas en el Banco Central (BCRA), la actual crisis cambiaria y una inflación que supera los tres dígitos.
En cuanto a los picos de la serie, por lo general responden a tipos de cambio planchados artificialmente durante períodos prolongados que elevaron los salarios pero también los costos.
Como consecuencia de ello, en todos estos casos el país pasó a ser muy caro en dólares, con problemas de balance comercial, que junto a un déficit fiscal que lejos de ceder, aumentaba, indefectiblemente terminaron en agudas crisis cambiarias, con las consiguientes devaluaciones del tipo de cambio y el ajuste de los salarios en dólares.
Entonces, si el techo es ficticio e inestable y el piso también, es el resultado de un desequilibrio de las cuentas públicas, emisión desmedida, reservas negativas en las arcas del Banco Central y lo peor, una enorme incertidumbre, la pregunta que cabe formular es cuál sería el camino a seguir para alcanzar cierto equilibrio.
En tal sentido, la mayoría de los analistas tiene una respuesta que paradójicamente no incluye la dolarización, pues pasa por la necesidad de contar con un plan de estabilización consistente que se mantenga en el tiempo, que permita alcanzar un punto de equilibrio para el salario que según Marull rondaría los US$ 1.000.
A manera de comparación, cabe señalar que el salario en dólares actual está muy lejos de los US$ 1.110 que presenta Uruguay y de los US$ 625 de Chile, en tanto que está en línea con lo que ocurre en Brasil (US$415) o Bolivia, con US$ 390 y solo supera al de Colombia, que es de US$ 340 y el de Paraguay (US$ 326), según surge de la información proporcionada por Preciosmundi.
Argentina devaluada
Las últimas semanas vienen siendo muy complejas, debido a que al Gobierno, el ancla inflacionaria se le está escapando más rápido de lo que esperaba. La temperatura de los dólares paralelos marca una brecha récord de 150%. A medida que se acercan las elecciones, el salario argentino medido en pesos convertidos a dólares no vale nada. Las medidas y bonos quedan en el pasado antes de cobrarlos. Los que tienen ingresos no formales y no constantes se están convirtiendo en pobres en forma más veloz.
Mientras que para los próximos meses se establecieron subas del salario mínimo vital y móvil antes que las mismas se pongan en práctica ya han perdido valor frente a la inflación y la devaluación del peso argentino frente al dólar en su cotización paralela.
Al comparar el poder adquisitivo del salario argentino respecto del resto de países de Latinoamérica para la compra de computadora, zapatillas, una moto y un iPhone veremos que estamos mal pero, a su vez, estaremos peor.
En la Argentina, con un salario mínimo de US$ 150, un ciudadano de a pie necesita al menos 13 SMVM para comprar una computadora, en Brasil se necesitaría 9 (SMVM = US$ 239), en Perú 8,8 (SMVM = US$ 261), en Colombia 8 (SMVM = US$ 287), en Chile 4,19 (SMVM = US$ 550) y en Uruguay 4,20 (SMVM = US$ 548).
Para comprar una moto
Lo mismo podemos ver con el caso de una moto, en donde podemos observar que Argentina nuevamente está en el inicio del ranking, ya que se necesitan 24 SMVM para comprar una moto, en Brasil se necesita 16, en Perú 15, en Colombia 14, en Chile 7,3 y en Uruguay 7,4; mostrando así que la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en Argentina es una de las más pronunciadas en comparación con otros países de Latinoamérica.
En este contexto, el Gobierno nacional al ver esta situación decidió intentar ajustar a valores reales el Salario Mínimo Vital y Móvil pero con aumentos de entre el 6% y 8% mensualmente (en octubre será de $132.000, noviembre $146.000 y diciembre $156.000). Si se comparan estos aumentos con los datos de la inflación, veremos que nuevamente se quedan por detrás.
La inflación será de 2 dígitos mensual de acá a fin de año. Además, si vemos esta variable pero en dólares de acuerdo a los valores del futuros en Rofex, vamos a ver una situación más agravante todavía, en donde el Salario Mínimo Vital y Móvil se deteriora a lo largo del tiempo mostrando así que en octubre el valor seria de US$ 139, noviembre US$ 115 y diciembre US$ 88 considerando el valor de oficial con una proyección al paralelo del 150 brecha actual hacia fin de año.
Finalmente, si hacemos el mismo ejercicio sobre los distintos bienes que se pueden adquirir en los próximos meses con un SMVM en dólares de acuerdo con los futuros de Rofex vemos que para adquirir un iPhone en octubre van a hacer falta 17 SMVM y al finalizar el año se necesitarían 23 SMVM, mostrando así que con el ritmo de aumentos que estamos viendo, que acelerarán con la devaluación futura del peso frente al dólar, el poder de fuego del salario mínimo quedará muy desfasado nuevamente.
El salario se cobra en la moneda que se emite. Sin embargo, la pérdida del poder adquisitivo de la moneda en la disminución del ingreso real es endilgada a la falta de generosidad del empresario.
Los sindicatos y gremios, en lugar de hacer marchas frente al Banco Central por hacerle perder valor al salario de sus representados, se asocian con los gobiernos omitiendo esto que muy bien saben y haciendo quedar a los políticos como los salvadores, a los empresarios como los especuladores mientras el trabajador es la real y única víctima de lamentable triangulación de poder.
Jornada laboral
A su vez, con esta política económica de estos gobiernos en las últimas décadas, hoy los argentinos trabajan más o menos la misma cantidad de horas que en la edad media. No solo eso, como la moneda en la que se cobran los salarios o se percibe un ingreso no alcanza se destinan más horas aún después del trabajo para compensar las pérdidas que genera una mala política económica. Trabajando incluso gran parte de la población sábados y domingos para intentar equilibrar sus cuentas hogareñas.
A su vez, mientras en los últimos 70 años las horas trabajadas en los países desarrollados, de acuerdo a Human Progress, cayeron menos de un 20%, un efecto pequeño considerando las extraordinarias subas observadas en los ingresos y salarios en el mismo período.
Sin embargo, en un país donde cae el nivel de ingreso y salario por malas políticas donde sus trabajadores necesitan trabajar más el Congreso de la Nación le pone prioridad de debate a la reducción de la jornada laboral. Mientras en el mundo ese beneficio se gana por el crecimiento de la economía a partir de mayor productividad y competitividad a lo largo del tiempo que genera una mejora de los ingresos de los habitantes de los países, en Argentina lo queremos hacer por ley.
Como si una fuerza divina cayera del cielo los proyectos que se plantean son desde semana laboral de 4 días hasta 1 día laboral de 6 horas y tope de 36 horas semanales de lunes a viernes sin sábado ni domingo. Es muy bello proyectar la vida del otro desde una realidad totalmente alejada del otro, sus circunstancias y el contexto económico y social donde vivimos.
Se adelantan compras
En las próximas semanas, los argentinos estarán adelantando las compras de lo que está a su disposición: bienes, dólares, activos financieros. Eso no es desgraciadamente porque piensan que su salario mejorará sino que tendrá un deterioro muy grande.
A su vez, en una economía que no genera empleo formal donde el ingreso informal y el cuentapropismo es cada vez mayor las consecuencias son muy negativas sobre un sector enorme de la población.
El costo de oportunidad del dinero lo determina la tasa de interés nominal y hoy esa tasa está por debajo de la inflación mensual. No es lo mismo tener nuestros ahorros en dinero que rinde nada (porque el dinero, en definitiva, es un activo con interés cero) que en un activo que rinde un interés.
Sin embargo, como el interés está por debajo de la inflación, los argentinos van a activos que estén por encima de esa tasa ya sea un paquete de azúcar, huevos o yerba que aumentan al 20% mensual o el dólar paralelo con proyección de salto poselecciones.
Previsiones para lo que resta del año y lo que vendrá en 2024
¿A cuánto llegarán a fin de año el dólar y la inflación en Argentina, según analistas locales e internacionales? Los panelistas que integran el LatinFocus Consensus prevén un salto del 70% en el dólar oficial para este año y que el precio se duplique en 2024. También prevén una mayor suba de la inflación.
En plena turbulencia financiera, hoy se publicó el último informe de LatinFocus, que releva las proyecciones de una treintena de bancos de inversión, consultoras y agencias de trading financiero para los diferentes países de América Latina. Según el consenso elaborado en el informe, que ya refiere a una “hiperinflación” en Argentina, las principales variables de la economía local seguirán empeorando este año, al tiempo que también empeoraron los pronósticos para 2024. En principio, los panelistas de FocusEconomics concluyen que el dólar oficial anotará otro salto del 70% hacia fin de año, con lo que el tipo de cambio cerrará en 590,38 en diciembre de 2023. Para el próximo año, en tanto, vislumbran un precio de 1.215,57 hacia fin de 2024.
“La economía sufrirá un duro golpe este año, perjudicada por los controles de divisas, la hiperinflación, la sequía y la subida de los tipos de interés”, sostuvo el reporte y agregó que “los riesgos están sesgados a la baja e incluyen una mayor depreciación de la moneda, un posible impago de la deuda y un agravamiento de la inestabilidad política. Los panelistas de FocusEconomics ven una contracción del PBI del 2,7% en 2023, lo que supone un aumento del 0,1 puntos porcentuales desde hace un mes, y una contracción del 1,2% en 2024”.
Respecto a la inflación, los analistas prevén que los precios al consumo terminen aumentando un 126,5% en promedio (no de punta a punta) en 2023, lo que supone una suba de 2 puntos porcentuales con respecto a hace un mes. Para 2024, el consenso prevé una suba de la inflación a 172,1%, también promedio del año.
“La inflación saltó al 124,4% en agosto, desde el 113,4% de julio, lo que supone la tasa más alta de la serie actual. La inflación seguirá subiendo en el cuarto trimestre, alimentada por el desplome del peso en un contexto de financiación monetaria desenfrenada del déficit fiscal. Una depreciación del peso más rápida de lo previsto es el principal riesgo al alza”, advirtió el informe.
En ese sentido, el reporte indicó que el PBI se contrajo de manera brusca en términos interanuales e intertrimestrales en el segundo trimestre, y que los datos disponibles sugieren que la economía continuó contrayéndose en el tercer trimestre debido a los mismos factores: sequía, alta inflación, control de cambios y altas tasas de interés, junto con una mayor incertidumbre política.
“La actividad económica volvió a disminuir en términos anuales en julio, aunque a un ritmo más suave que en el segundo trimestre, mientras que en el mismo mes, el ritmo de descenso de la producción industrial se agudizó”, detalló LatinFocus, que también hizo hincapié en la cuestión electoral. En ese sentido, señaló la modificación del impuesto a las Ganancias, que describió como un intento del Gobierno de reforzar el apoyo político antes de las elecciones generales del 22 de octubre, lo que “podría agravar la sombría situación económica y fiscal del país, según un reciente comunicado del FMI.
Fuente: Agencias de Noticias y Medios Digitales