Después de los desoladores sucesos de 1817 el poblamiento espontáneo del territorio misionero nunca se detuvo. Finalizada la Guerra de la Triple Alianza (1870), Misiones pasó a depender de la provincia de Corrientes hasta su federalización en 1881. Tanto el Gobierno nacional como el de Corrientes, intentaron y alentaron diversos proyectos de colonización.
Datos e hitos importantes:
En 1876. Se sancionó la Ley Nacional Nº 817, de Inmigración y Colonización (Ley Avellaneda), la que dio un fuerte impulso a los proyectos estatales y privados de poblamiento, y a la inmigración europea.
En 1876. Corrientes “concede en propiedad el paraje denominado Corpus” a Augusto del Vasco, y también le concesiona la zona costera del Paraná entre los arroyos Santo Pipó e Iguay para que introdujera 300 familias en tres años. Fundó para ello la colonia Marcos Avellaneda (el empresario trajo 73 colonos italianos, franceses, suizos y españoles), pero debido a su desmanejo e imprudente selección de colonos el proyecto fracasó en sus inicios.
En 1877. Corrientes destinó las tierras de Corpus, Candelaria, Santa Ana, San Ignacio, San Javier, Concepción, Apóstoles, Mártires, San José, San Carlos, San Alonso y Guerruchos, para la fundación de pueblos agrícolas, pero la ley quedó solo en papel (únicamente se avanzó en la mensura de las tierras de Santa Ana y Concepción).
En 1881. Se creó el Territorio Nacional de Misiones y en 1882 se declaró a Corpus su capital, cambiando su nombre por el de Ciudad de San Martín (en 1884 el gobernador Rudecindo Roca trasladó la capital misionera a Posadas).
En 1883. Se crearon las colonias nacionales de Candelaria y Santa Ana, pero su dificultoso desarrollo (por falta de apoyo nacional) hizo que el gobernador Juan Balestra las provincialice en 1894.
En 1894. El gobernador Juan Balestra hizo delinear los pueblos de Corpus, San Carlos, San Javier, Apóstoles y San Ignacio, vendiendo las tierras a los pobladores ya asentados (paraguayos, argentinos y brasileños).
En 1895. Se realizó el trazado del actual pueblo de Corpus, junto a las ruinas de la antigua Reducción Jesuítico Guaraní, siendo el agrimensor destinado para ello Juan Queirel (el plano original se conserva en el museo local).
En 1895. Según el segundo Censo de la República Argentina, el total de la población misionera era de 33.162 habitantes. Migrantes americanos: brasileños 11.630, paraguayos 3.692, otros 247. Migrantes europeos: 967 (no se contabilizó la población aborigen).
El 1897. El gobernador Juan José Lanusse inició la colonización oficial de inmigrantes europeos, refundando la colonia de Apóstoles con familias polacas y ucranianas provenientes de Galitzia. El éxito de la misma motivó al poco tiempo la fundación de Colonia Azara, y cuando se agotaron las tierras de ambas colonias, muchos aceptaron lotes en Corpus, San José y Cerro Corá. Según Stefañuk la colonia Corpus “a principios de siglo fue ocupada por colonos provenientes de Europa Central (polacos, húngaros, checos) quienes se dedicaron a plantar yerba mate”.
En 1898. En octubre del 1897 Corpus contaba con una población de 470 personas. De las 82 nuevas familias ingresadas a la colonia, 65 europeas: 30 ruso-polacas, 13 francesas, 10 austríacas, 4 italianas, 4 españolas, 1 suiza, 1 belga y 2 alemanas. Para el 1898 la población alcanzó los 590 habitantes.
En 1903. En Corpus había 619 habitantes y 104 familias: 31 rusas, 23 argentinas, 18 austríacas, 9 brasileñas, 9 francesas, 2 suizas, 2 paraguayas, 1 española y 1 uruguaya.
En 1900-20. El éxito de la colonización oficial en el Territorio Nacional de Misiones y la coyuntura socioeconómica de la primera posguerra, hizo que empresarios particulares iniciaran la etapa de la colonización privada en el Alto Paraná. Disminuyó la población brasileña y paraguaya, dando comienzo al incremento de la población europea en su conjunto (alemanes, franceses, suizos, italianos, españoles, escandinavos, austrohúngaros, entre otros).
En 1953. En las colonias la vida institucional se fue estructurando paulatinamente; primero con las escuelas nacionales, luego con los Juzgados de Paz, Registro Civil, Comisiones de Fomento, y finalmente, con la presencia de organismos nacionales o fuerzas de seguridad como la policía, gendarmería y prefectura. La provincialización del Territorio en 1953 –como hito histórico- no hizo más que reforzar un escenario territorial ya existente a partir de la coexistencia de la diversidad de clases y etnias diferenciadas; habitantes referenciados como europeos o su descendencia, argentinos, aborígenes y migrantes limítrofes. Dicha constitución multifacética en términos de pertenencias nacionales, es la que dio a Misiones un perfil particular de pluralismo sociocultural.
Corpus Christi, que en latín significa “cuerpo de Cristo”, es una fiesta de la iglesia católica para celebrar la presencia de Cristo en la eucaristía. El objeto es recordar la institución de la eucaristía, que tuvo lugar el Jueves Santo, durante la última cena, cuando Jesucristo convirtió el pan y el vino en su cuerpo y sangre, e invitó a los apóstoles a comulgar con él. Como tal, el Corpus Christi es celebrado 60 días después del Domingo de Resurrección, el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que tiene lugar el domingo posterior a Pentecostés.
Misión de Corpus Christi: su fundación en 1622
De acuerdo a lo manifestado por Garma en “La Reducción de Corpus Christi: su revalorización patrimonial”, (2020) Maestría en Cultura Guaraní Jesuítica, Facultad de Arte y Diseño, de la UNaM, se pudo establecer, de acuerdo a los autores analizados que la misión jesuítica de Corpus Christi, se fundó en 1622 sobre el río lana o lniambey que, por el occidente, desemboca en el Paraná, y lo establecieron los padres Pedro Romero y Diego de Boroa, con una cantidad relevante de guaraníes. En cuanto a su ubicación Maeder indica en sus estudios que el lugar propicio para dar inicio al pueblo fue a doce leguas de la misión de Encarnación de Itapúa. Con respecto a la denominación de esta misión se determina de acuerdo al día en el cual se hace entrada en el espacio de su primera fundación. De acuerdo a lo expuesto por el historiador Levinton, luego de su primer asentamiento este pueblo tendrá tres traslados hasta ubicarse en el lugar definitivo, siendo el cuarto emplazamiento donde se ubicaría finalmente en 1701.
Corpus Christi en su último asentamiento del año 1701
En cuanto a su ubicación geográfica corresponde al asentamiento definitivo del año 1701, situado en el margen oriental del río Paraná, a los 27° 10’ latitud sur y 55° 30’ longitud oeste. En esta última fundación la reducción se desarrollará con un modo de ser definitivo y estable, siendo quizás, el lugar que mejor cumpliría con las indicaciones dadas por el padre Torres, para levantar una reducción.
Lo propicio de este lugar, factiblemente, es también un factor para comprender por qué Corpus Christi fue una de las reducciones con mayor cantidad de habitantes de acuerdo a lo expresado por los inventarios realizados al momento de la expulsión de los padres jesuitas. Puede verse cómo aún en el año 1771 tenía una población de 4.881. El padre Furlong relata que era la cuarta reducción del Paraná, en cuanto a la cantidad de habitantes, siendo los pueblos de Itapuá, Loreto y Nuestra Señora de Fe las de mayor población en 1733. En los padrones de Corpus Christi, se contabilizan 38 cacicazgos junto a sus parcialidades. Por los escritos del padre Furlong se conoce quiénes fueron los jesuitas que estuvieron en la reducción de Corpus, desde casi la primera década de su fundación hasta pocos años antes de la expulsión de los sacerdotes.
Definición del trazado urbano
De acuerdo a lo expresado por varios autores en los primeros tiempos, la organización espacial o traza de los pueblos pasaría por un largo proceso, sufriendo experiencias de adaptación hasta llegar a un modelo urbano similar aplicado a todos los pueblos misionales, aunque en diversos casos presenten diferencias o variaciones en la disposición de sus edificios. Estos trazados urbanos pueden conocerse gracias a la existencia de importante cartografía. También por los trabajos arqueológicos y de puesta en valor que se concretaron en las reducciones, se puede ampliar aún más su conocimiento y llegar hasta determinar, por ejemplo, las dimensiones de cada uno de los espacios que conforman una reducción.
El cotiguazú o “Casa de Recogidas”, era el espacio de la reducción destinado a la vivienda de las jóvenes huérfanas, las mujeres viudas o casadas, las cuales estaban solas dado que sus maridos se encontraban fuera de la reducción. El cotiguazú se hallaba ubicado frente al cementerio.
En esta reducción se observa una estructura urbana similar a la de casi todos los pueblos, presentando algunas diferencias con algunos, de acuerdo a la ubicación del cementerio, la torre o variaciones en la disposición de determinadas viviendas y con otros en la ubicación de sus talleres, patios, huerta o templo. La distribución urbana de Corpus es la siguiente: una gran plaza rectangular y frente a ésta, abarcando la totalidad de una de sus caras se halla el núcleo, constituido por el templo y junto a él, la residencia o colegio, además de los talleres y hacia el otro costado de la iglesia, se sitúa el cementerio y separado por una calle el cotiguazú; detrás de casi todos los edificios principales, se ubica la huerta. Frente a los otros tres costados de la plaza se encuentran las hileras de las viviendas indígenas.
La plaza de esta reducción es un amplio espacio que presenta una forma rectangular y en las caras de mayores dimensiones se enfrenta con los edificios del templo, residencia, talleres y cementerio por un lado y por el otro con la entrada principal al pueblo y viviendas. Las otras dos caras de la plaza también se encuentran rodeadas de las viviendas de los guaraníes y posiblemente allí se ubica, sobre el límite de la plaza, el cabildo. En los pueblos este sitio era el espacio vital de encuentro, donde se congregaban para el desarrollo de sus eventos importantes y para dar inicio a la vida en la reducción. También la plaza podía contener cruces en sus cuatro esquinas.
El Cabildo era un edificio de características similares a las demás viviendas, pudiendo distinguirse por contener en su ingreso las “Armas Reales”. El cabildo en los pueblos reduccionales era el lugar donde se tomaban las decisiones sobre su organización y administración. Estaba compuesto por alcaldes, regidores, alférez real, procurador, escribano y alguacil y se elegían sus miembros anualmente.
La iglesia fue construida con el sistema de estructura de madera portante y sus muros estaban compuestos en su parte inferior por basamentos de piedra itacurú, además de un material duro llamado basalto y en su parte superior de adobe. Contaba con sacristía, contrasacristía y baptisterio. Además, presentaba tres naves con crucero y con sus “dos cúpulas”. En el ingreso tenía pórtico con sus tres bóvedas y se accedía a éste a través de una escalinata de 18 gradas. El documento describe la cantidad y ubicación de puertas y ventanas, de espejos, láminas y cuadros, de cortinados e instrumentos musicales, y de la existencia de un púlpito. Además, el templo contaba con seis retablos, totalmente decorados y cada uno con abundante imaginería.
El espacio denominado Residencia, Colegio o Primer Patio, contenía las dependencias cuyas funciones eran la de habitaciones de los padres, biblioteca, archivo, cocina y comedor. Además de otros cuartos destinados a bodega y armería. También aquí funcionaba la escuela, donde se enseñaba a leer, escribir y música a los niños. En este espacio también se encontraba el reloj de sol y una pila de agua. El Cementerio de la reducción, de acuerdo al relevamiento de Maggi, se encuentra junto al templo, adosado sobre el lado derecho de la iglesia, situando al espectador con la mirada hacia la plaza desde el templo. Se hallaba dividido en cuatro sectores, según sexos y edades y subdividido en parcelas con capacidad para diez o doce cadáveres, calles directas daban acceso a cada sector, a la sombra de dos largas hileras de naranjos, y un pórtico con columnas que protegía del sol y la lluvia.
Los nuevos pobladores llegados a fines del siglo XIX a Corpus, continuaron enterrando a sus difuntos en el sitio reduccional, costumbre que se mantuvo por más de un siglo y de acuerdo con la espesura del monte, se extendió hasta ocupar hoy gran parte de la antigua plaza principal.
En los Talleres, que eran las dependencias situadas en el segundo patio, se llevaban a cabo los oficios requeridos para cubrir determinadas necesidades del pueblo (tejedores, carpinteros, herreros, plateros, pintores, escultores, doradores, torneros, sombrereros, rosarieros, los que trabajan en todo género de vasos, de asta de buey, tinteros, peines, etc., y otros géneros de artefactos).
El sitio destinado a la Huerta o “quinta de los padres”, se hallaba detrás del espacio comprendido por los talleres, la residencia, el templo y parte de cementerio en Corpus. Tenía viñedos, chirimoyas, además de higos de tuna y pacoba.
Las Viviendas se ubicaban sobre tres lados de la plaza, siendo el cuarto lado, el sitio de construcción de los edificios del núcleo. Cada pabellón consta de cinco a diez cuartos uno al lado del otro, pero independientes entre sí; el techo es a dos aguas y forma doble galería. En cada habitación vivía una familia, es decir se constituyeron en viviendas unicelulares. Las casas estaban construidas en sus cimientos con piedra (similares al templo) y en la parte superior cerrando el muro hasta el tejado de adobe.
La Festividad del Corpus: celebración de su Patrono
Esta reducción tiene la particularidad de llevar como nombre propio Corpus Christi, referenciando éste una de las celebraciones más importantes para el catolicismo.
En los pueblos reduccionales las mayores celebraciones se daban en la procesión del Corpus Christi, el día del Patrono del pueblo y la Semana Santa. Esta festividad era un momento singular en el cual diversas reducciones concurrían a Corpus para acompañar la procesión y celebraciones. La festividad contaba con cuatro momentos a destacar: las Procesiones, la Celebración de las Vísperas, Representaciones Sacras u Óperas y la Misa Mayor.
Para la gran fiesta comenzaban todos los preparativos varios días antes, decorando el mayor espacio donde transcurriría ésta, la plaza, allí adornaban sus esquinas colocando altares y arcos compuestos de ramas y flores. Alrededor de toda la plaza hacían lo mismo y colocaban todo lo que podían y poseían, pájaros de vivos colores, animales salvajes y domésticos, sus herramientas de trabajo, alimentos y legumbres, etc. Al comienzo del día, luego de la misa empezaba la Procesión, salía el Santísimo y todos acompañaban sin olvidar su orden y ubicación, hombres y mujeres, jóvenes y niños. Cada uno en su rol, los que danzaban, quienes bailaban, los que cantaban, aquellos que representaban a las autoridades, los invitados, y guiándolos junto a todos ellos, los padres. Se trasladaban en procesión alrededor de toda la plaza, deteniéndose en cada una de las cuatro esquinas, frente a los altares, los cuales acogían al Santísimo para su adoración en cada parada. El padre decía la oración y luego llegaba el momento del canto y las danzas especiales.
Por Estela Garma -Restauradora
y museóloga – Corpus Christi