La tradición sigue viva y ayer la Bajada Vieja volvió a ser epicentro de la celebración del Karaí Octubre. Vecinos de distintos puntos de la ciudad se acercaron ayer para participar de este evento popular donde Doña Pomposa Amarilla de Valdez, de 91 años, sirvió el primer plato del clásico yopará.
“Esto es una tradición en la Bajada Vieja, es la octava vez que se hace, nos interrumpió la pandemia y hoy si bien todo es imposible porque están muy caras las cosas, gracias a la ayuda que recibimos del IFAI (Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial de la Provincia de Misiones) pudimos conseguir todo lo necesario para hacer que esta fiesta salga”, reveló Doña Pomposa.
Asimismo, apuntó que “esto para nosotros es un éxito y sale porque hay corazón”. “La Bajada Vieja es la primera calle de Posadas, data del 25 de marzo de 1625 cuando los Santos Mártires pisaron estos terrenos e hicieron la misión religiosa con el nombre de Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa”, recordó.
Destacó que la fiesta del Karaí Octubre “se identifica mucho con la Bajada Vieja”. “Queremos seguir reviviendo esto, no queremos perder nuestra identidad”, sentenció.
“No podemos dejar de tener en cuenta que aquí nació Posadas”, reiteró Doña Pomposa y deseó para todos un “buen provecho y que el Karaí Octubre siga amparando a los pobres”.
Una fiesta popular
La convocatoria arrancó a las 19 con la llegada de los vecinos que se acercaron hasta el Paseo del Mensú para compartir un show de música popular y 200 litros del tradicional yopará.
“Vengo seguido desde hace muchos años con toda la comunidad. No queremos que se corte esto, tiene que seguir viva esta tradición”, expresó el vecino Ramón Galarza. A su turno, Carmen de la chacra 31 de Posadas manifestó que “es muy importante concurrir, porque esto es algo que tenemos que mantener”. “No sé hacer el yopará, pero me encanta la idea de compartirlo en este espacio tan lindo”, afirmó.
Según la creencia popular, el yopará espanta al “Señor de la Miseria”, más conocido como “Karaí Octubre”, un duende maléfico que sale cada 1 de octubre a recorrer las casas y ver quiénes tienen suficiente comida.
La forma de espantarlo es demostrando que uno tiene alimentos y compartirlo. En caso contrario, los castiga con miseria hasta fin de año.