Lo atacaron dos perros y casi le arrancaron una oreja. La víctima es un hombre con dificultad motora de Posadas, Raúl Enríquez, integrante del grupo de protección de animales “Mini orejas” y quien tiene bajo su cobijo 24 perros y 9 gatos.
El caso
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Cecilia Semhan, otra integrante de “Mini orejas” contó la actual situación de Raúl que sumó el ataque de estos perros de un vecino a las dificultades que enfrenta para mantener a los numerosos animales que rescató y cuida con amor en una casa donde vive junto a su hermana.
Contó Cecilia que el ataque de los animales ocurrió el 16 de agosto pasado, cuando Raúl volvía del merendero con su tarrito con leche para la merienda. Según aseguró, los dueños de los perros no se hicieron cargo de nada “solo lo llevaron al hospital, donde le reconstruyeron la oreja”.
PRIMERA EDICIÓN se acercó hasta el domicilio de Raúl, Monseñor de Andrea y Blas Parera 326, para hablar con él y conocer su historia de vida. “Me recibí en el 2000 en la Facultad de Ciencias Exactas pero no conseguí trabajo con ese título y entonces empecé a darles clases de apoyo de matemática, química y física a los estudiantes de secundaria o de la universidad… pero ahora no tengo alumnos. Puedo dar clases en la Facultad o ir a las casas de los alumnos”, contó.
No quiso hacer una denuncia
Del ataque sufrido, Raúl recordó que “pasaba por la vereda, frente a la casa de estos perros pitbull, y de golpe salieron y me atacaron de la nada, me lastimaron la mano, la costilla y casi me arrancan la oreja derecha”.
Confirmó que los dueños de los perros lo llevaron en su auto hasta el Hospital Favaloro donde el médico de guardia que lo atendió dispuso su traslado hasta el Hospital Madariaga donde le construyeron la oreja.
Pese al daño sufrido, no quiso denunciar el ataque de los pitbull, “casi siempre esos perros están bien controlados pero, según me dijeron los dueños, ese día se escaparon y tuve la mala suerte que me agarraron a mí”. Raúl confirmó que los dueños de los perros nunca más se acercaron para saber cómo estaba o si necesitaba algo.
El hombre estuvo 15 días de tratamiento y curaciones hasta que le sacaron los puntos. Durante esos días, la vulnerable situación de Raúl se hizo más evidente, “pero a él lo que más le preocupa son sus rescatados, él pide ayuda para sus animales, porque cada vez le cuesta más ir a la carnicería donde le dan en donación de huesos con carne”, señaló Cecilia.
Amor a los animales
Consultado sobre qué es lo que más necesita, Raúl priorizó a sus animales “necesito que me ayuden con donaciones de comida y de alopurinol (tratamiento para la leishmaniasis) porque varios deben tomar este medicamento”.
Consultado acerca de cómo comenzó a rescatar animales, el hombre recordó que “encontré a cuatro cachorritos abandonados dentro del cajero automático de Villa Sarita y con ellos y un gatito nos mudamos en esta casa, y desde entonces fuimos sumando otros animales que la gente dejó abandonados. Hoy la mayoría tiene cinco o más años”.
Raúl sufre de esclerosis y tiene 53 años. Hace dos años cobra una pensión por discapacidad. Según recordó Cecilia, “pagó a un tercero para que le ayude a tramitar la pensión y lo estafó. Por eso, en 2020 con mi hermana lo ayudamos a gestionar la pensión por invalidez, lo llevamos al hospital para que pudiera hacerse los estudios para este trámite. Raúl tiene una discapacidad motriz, puede caminar solo pero como no quiere usar bastón, suele caerse con frecuencia”.
Con esa pensión, Raúl sostiene a su hermana y a sus 33 animales. Por eso, es usuario del merendero de su barrio, donde le dan el almuerzo y la merienda.
Para poder alimentar a sus animales, necesita un promedio de 90 kilos por mes, “al alimento balanceado lo mezclamos con arroz, la carnicería ‘El Corral’ nos ayuda bastante con donaciones de huesos y también compramos nosotros”, detalló.
“Ya no podemos rescatar a más animales”
La crisis económica y moral se evidencia en las calles, en los animales abandonados a su suerte. Y también golpea a las organizaciones de rescate que deben enfrentar límites bien concretos: de espacio para albergar y de dinero para sostener a los animales rescatados.
“Ya no estamos rescatando porque con mi mamá tenemos 24 animales en tránsito y por eso en este momento solo nos dedicamos a tratar de darlos en adopción y visibilizar la situación en la que viven los animales en la calle”, contó Cecilia Semhan, de “Mini orejas”.