Yracema Link hoy nos endulza la vida con sus preparados que hacen furor en las familias de Posadas. Es que no solamente son dulces y mermeladas libres de tóxicos, realizados con frutas naturales de la zona sino que llevan un ingrediente energético: su amor.
Cuando Yracema se dispone a prepararlos siente la vida misma, le genera esa sensación, “es como vivir, es una alegría inmensa, adoro cocinar mis mermeladas y mis dulces”, lo afirma con tanta pasión que podemos sentirlo.
Dejó la chacra cuando tenía 28 años, el trabajo era muy duro y no se ganaba dinero suficiente como para solventar los gastos que demandaba la enfermedad de su madre. En realidad, vino a Posadas a visitar a una amiga y ella le dijo: “por qué no te quedás que acá hay trabajo” y se quedó. “Me fue bien, ni bien dijo eso mi amiga conseguí trabajo en una casa y allí estuve 28 años, ahora sigo con la hija y ellos son mi familia.
Fueron tan buenos conmigo, tuve a mi hijo de soltera y me ayudaron siempre en todo, hasta me consiguieron la casa en la que vivo”, recuerda Yracema su transitar y se emociona.
Siempre trabajó para ganar más dinero vendiendo pizzetas, casa por casa, luego “mi hijo también salía conmigo y me ayudaba”, hasta que llegó el momento de emprender.
Un día, incentivada por la familia se anotó en ExpoMujeres, “durante tres años estuve allí, creé mi marca y le di el nombre de mi mamá ‘Antonia’ porque gracias a ella aprendí a hacerlos.
Desde pequeña yo quería aprender, apenas pelaba las frutas y acá hice mis dulces, primero vendiendo poquitos y aprendí a manipular alimentos, envasarlos al vacío para que duren años y sí hice sola mis propias recetas”.
Como el resto de la familia vive en El Soberbio, “se mudaron ahí mis hermanos y también está mi hijo allá. De ahí traigo las frutas, todas las que hay en estación y apenas llego comienzo a prepararlas para que no se estropeen”.
En el campo donde están las frutas “no se utilizan venenos ni nada, crecen solas, son todas naturales”.
Por eso hoy tiene mermeladas de rosella, mandarina, naranja, mamón, guayaba y kinotos. El dulce de mamón se le terminó porque es el más demandado.
Cuando es época también trae miel de abeja, pero “ahora no es tiempo de cosecha porque la miel que hay es para las abejas que en invierno es su alimento, si se lo sacan ellas se mueren”. Hay que esperar.
Cada día, Yracema siente la vida cuando comienza sus preparados, a veces llega a hacer hasta 8 kilos de dulces. Si no está muy cansada puede seguir todo el día, “comienzo a las 10 de la mañana y sigo hasta la noche tarde”.
Por eso sus productos son tan preciados, por la dedicación, paciencia y pasión que le pone mientras remueve con su pala de madera, las espesas mermeladas o los almíbares. Somos energía, podemos enviar a nuestros alimentos una positiva poderosa o dejar que se expanda una “sin ganas”, algo que no le ocurre a ella.
Las ferias son una buena alternativa para adquirir sus productos, los jueves está en la plaza San Martín y en la costanera los primeros domingos de cada mes.
Como los frascos de vidrio están muy caros, Yracema lanzó una propuesta con muy buena recepción: “si me traen 10 frascos, yo les regalo un dulce y eso le gustó a la gente. No hace falta que tengan tapas porque esas sí las tengo que comprar, no se usan las mismas”.
Mucha sabiduría que se amalgama con los alimentos hechos en casa, para acompañar la mesa. Y ¿quién no quiere un pan con dulce casero?
Cuando deseen pueden comunicarse con Yracema a su número: 3764-644636 y hagan sus pedidos.
Hay un producto especial que deben probar y es la jalea de uva. Exótica y tentadora, para una mesa de té.