“Abraza tu cactus”, fue la frase que Mel Gibson dijo a Robert Downey Jr. cuando estaba en su peor momento, cuando ya nadie confiaba en él, ni siquiera él mismo.
“Abraza tu cactus el tiempo suficiente y tu vida tomará un nuevo significado”. Cuando escuché esta historia me llegó muy profundo.
Abrazar nuestro cactus es poder ver con los ojos bien abiertos todas esas partes que no nos gustan, que están oscuras y mirarlas con amor, sin juzgarlas duramente, sin sacar una conclusión negativa sobre nosotros tomando en consideración solamente esa parte.
Abrazar nuestro cactus, es entender que esa parte oscura nuestra, es nuestro niño que algo le aflige y grita por ser escuchado, abrazado, entendido.
Abrazar nuestro cactus es darnos la oportunidad de aprender de nuestros errores, de crecer como personas, y en el camino, nos volvemos más humildes y más comprensivos con los demás.
Abrazar nuestro cactus significa también tomar el timón de nuestra vida porque cuando nos hacemos responsables de aquello que no nos gusta, vemos que en nuestras manos está modificarlo, usando para ello la fuerza más poderosa que es el amor.
Tenernos paciencia, observando esas partes oscuras en lugar de ignorarlas y tratar de entenderlas, es poner luz a nuestras sombras y es lo que nos hace crecer como personas.
Todos estamos hechos de luces y sombras, y son precisamente nuestras sombras las que nos ayudan a buscar la luz y de esta forma crecemos y nos superamos día a día.
Abrazar nuestro cactus requiere constancia, no es algo solo de un momento, es un cambio para toda la vida, es aprender a aceptarnos con limitaciones, pero a su vez apostar por nosotros a que siempre podemos ser mejores si lo deseamos.
Cuando abrazamos nuestro cactus las peleas internas desaparecen y sentimos dentro nuestro un silencio maravilloso, una paz absoluta, no hay voces en la cabeza acusadoras o recriminatorias.
Las voces que aparecen son de escucha activa para ver lo que haya que ser visto y luego poder ponernos en acción para revertir lo que no nos gusta actualmente.
Cuando aprendemos a abrazar nuestro cactus todo a nuestro alrededor cambia, mejora la relación con nosotros mismos y con las personas que nos rodean, porque al hacerlo aprendimos a entender que nadie es perfecto, y que de eso se trata la vida, de aprender y mejorar cada día impulsados por la fuerza constante del amor.