Nuestra conciencia se transforma a través de las relaciones, y el canal para ello es la comunicación.
La comunicación no violenta, o simplemente CNV, es una forma de actuar que brinda herramientas para abordar los conflictos interpersonales y mejorar los relacionamientos.
En el ámbito corporativo, esta es una estrategia que ayuda a mejorar el liderazgo, además de promover una buena convivencia entre los miembros del equipo.
La comunicación no violenta contempla una actitud y un conjunto de conceptos y herramientas diseñadas para ayudar a las personas a establecer relaciones compasivas con ellas mismas y con los demás.
Como nada es consciente hasta que se convierte en comportamiento, la Comunicación No Violenta propone un aprendizaje basado en el desarrollo de habilidades con diferentes pasos a seguir, con el fin de apoyar nuestra transformación hasta el nivel del comportamiento.
A veces, podemos pensar que hemos avanzado mucho en la integración de esta forma de comunicación, pero solo podemos saber realmente cual es nuestro nivel de crecimiento, cuando observamos cómo están nuestras relaciones.
Es a partir de la forma en la que te relacionas con vos mismo y con las demás personas, de donde surge la información que te va a permitir ubicar en qué lugar del camino te encontrás:
• Cambio de percepción: cuando te das cuenta que tus formas actuales ya no son funcionales o te obstaculizan objetivos y advertís que existen otras maneras de relacionarte que confrontando.
• Cambio de actitud: cuando te das cuenta que según lo que haces o decís obtenés diferentes resultados y comenzás a integrar herramientas para el cambio, aunque no las manejes bien o requiera de cierto esfuerzo y te salga cada tanto.
• Cambio de comportamiento: cuando finalmente integras en tu desenvolvimiento cotidiano la mirada de la CNV, haciendo de manera compasiva.
La propuesta, como primer paso es que hoy revises si hay alguna relación que te desafíe, esas que implican un verdadero reto y que a veces, obstaculizan tu progreso.
Identifica de que manera contribuís a la forma en que te estás relacionando con esa persona y en que aspectos.
Cuando puedas identificarlo trata de profundizar advirtiendo que emoción sentís y a que necesidad insatisfecha se debe.
Mirá hacia adentro, no caigas en la tentación de culpar al otro. Por ejemplo, a veces tachamos a alguien de odioso y en realidad nos resuena emocionalmente porque necesitamos su reconocimiento. O echamos la culpa que nadie hace caso sin advertir nuestra necesidad de ser escuchados. Registra que te sucede a vos, para poder modificar y actuar de manera diferente, ahí está tu evolución.
Todo lo que elegimos tiene un impacto que nos trasciende y puede hacer la diferencia. Hacé la pausa, da el paso, dale valor porque lo tiene.