Sergio Massa comparó en las últimas horas al FMI con un “prestamista cuando te viene a cobrar siempre te pide algo más. Un día te pide una cosa, otro día te pide otra, eso es el Fondo”.Una definición más provocadora que la mencionada unos días atrás ante empresarios de la construcción, cuando anunció que con el organismo se firmaría un acuerdo por seis meses.
Entre una declaración y otra, los técnicos del Fondo reiteraron su pedido que la Argentina encare una devaluación abrupta como condición necesaria para firmar un nuevo acuerdo que habilite el desembolso de dólares para que la Argentina, básicamente, cumpla con los pagos al propio organismo.
Se avecinan, otra vez, abultados vencimientos que a la Argentina le costará girar si antes no se rubrica un acuerdo. Este viernes, la Argentina tenía que pagar US$ 1.290 millones. A la semana siguiente -el día 14, se sumaba otra obligación por unos US$ 650 millones y a fin de julio (el día 28), otros US$ 680 millones. Pero, como sucedió la última vez, el Gobierno apeló a consolidar todos los vencimientos para fin de mes.
Para acelerar los tiempos, el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de Asesores, Leonardo Madcur viajaron a Washington con el mensaje que el propio Massa reiteró una y otra vez en Buenos Aires: una devaluación es inaceptable en medio de la campaña electoral.
Al contrario, el Ministro quiere que el organismo acepte que el agujero en las reservas del Banco Central fue provocado por la sequía, que le costó al país unos US$ 20.000 millones; pero ese reclamo que hasta hace algunos meses aparecía como una probabilidad, ahora quedó prácticamente descartado.
La negociación de la “letra chica”
El bloqueo a una devaluación de un solo golpe llevó a la mesa de negociaciones otras dos posibilidades.
Una implicaría una aceleración del “crawling peg”, las minidevaluaciones diarias que lleva adelante el BCRA.
El mes pasado, el dólar oficial (mayorista) subió 7,1% contra una inflación que cerró junio en torno a esa medida. En el inicio de este mes, la cotización ya avanzó 0,6%. Un movimiento que no lleva a concluir que vaya a haber cambios sustanciales en la estrategia. Obliga a esperar para sacar definiciones.
Lo que también resta por ver es si el Gobierno, tal como quedó planteado en las conversaciones vía Zoom entre Buenos Aires y Washington, define una especie de “devaluación fiscal”. El cobro de un impuesto adicional a determinadas importaciones.
Una salida de ese tipo provocaría un aumento de los precios internos de aquellos productos y servicios que se encarezcan con el nuevo gravamen. Además, provocaría tensiones con otros países.
“Macri dejó a la Argentina con un ancla enterrada”
El ministro de Economía, Sergio Massa, insistió con que la Argentina necesita conseguir dólares para pagarle al FMI “y sacarnos de encima” a ese organismo crediticio.
Además, de cara a las elecciones presidenciales, planteó que hay dos modelos en juego: uno que apunta al desarrollo con inclusión y otro que quiere tarifas dolarizadas y privatizaciones.
“Hay dos países en juego: uno, que cree que tenemos que invertir en infraestructura, aún diciéndole que no al FMI. Y otro, que quiere volver a privatizar AySA”, sostuvo el funcionario, al participar del acto de ampliación de una planta depuradora en la localidad bonaerense de San Fernando.
Asimismo, Massa pidió a los trabajadores de esa empresa estatal “salir con alma y vida a defender el proyecto de país que dice que vamos a invertir en agua, en cloacas, en acueductos, en plantas de tratamiento cloacal, porque es para que nuestra gente viva mejor”.
“El ancla de Macri”
“Les pido que sean guardianes de la transformación de un sueño en realidad. Hay que entender que nos tocó la guerra, la pandemia, la sequía, pero sobre todo, entender que hubo un Gobierno (por el de Mauricio Macri) que dejó a la Argentina con un ancla enterrada que la condiciona, que es el acuerdo con el FMI que se tomó para financiar la fuga de plata de la Argentina de aquellos que vinieron a timbear”, enfatizó.
A su criterio, “se tomó deuda para financiar fuga, para que se lleven la plata afuera de la Argentina. Fueron 44.000 millones de dólares, que condicionan nuestro crecimiento y nuestro futuro. Agregado a que este año la sequía nos arrancó US$ 20.000 millones”.
El Ministro de Economía señaló además que “a pesar de esa adversidad, no paramos de invertir en obra pública, cuidamos el salario de los trabajadores y seguimos planificando el futuro, porque así como uno de los pilares tiene que ser el orden fiscal, también lo es conseguir nuestros dólares pagarle al FMI y sacarlo de encima”.
Fuente: Medios Digitales