Este 9 de julio celebramos un nuevo aniversario de la independencia de nuestra patria, por lo que es bueno repensar sobre el camino que transitamos como nación independiente desde hace 207 años. Esta larga historia de nuestra independencia, atravesada por la crisis económica que estamos franqueando, nos debe impulsar a unirnos como nación para fortalecer nuestro espíritu patriótico que nos permita realmente lograr una nación libre para que sea un verdadero hogar donde todos podamos vivir en armonía.
Si bien la declaración de la independencia se firmó hace más de dos siglos, para ser una nación independiente debemos fortalecer este largo caminar que estamos transitando con grandes incertidumbres. Cuando hoy reflexionamos sobre la independencia de nuestra patria, en primer lugar debemos agradecer y alabar por la obra maravillosa de Dios que es nuestra patria, bendecida por tantos recursos naturales y humanos.
Es un lugar elogiado que Dios nos ha regalado para que vivamos en armonía y en paz. También hoy, debemos agradecer por tantos próceres que se comprometieron con la historia de nuestra independencia.
Lo que ha caracterizado a nuestros próceres en la gestión de una nación independiente, es el espíritu de lucha, esfuerzo, trabajo mancomunado ante las adversidades y desafíos que plantea toda nación. Por eso creo que también hoy nuestra celebración de la independencia, nos invita a seguir aportando todo nuestro esfuerzo y trabajo sincero para construir una nación verdaderamente libre, donde debemos superar tantas esclavitudes que nos acechan como la desocupación, pobreza y una vida sin horizontes.
Uno de los grandes próceres de nuestra historia Manuel Belgrano nos recuerda del valor de la entrega y sacrificio en favor del bien común que tanto la patria necesita. Él siempre destacó el valor de la educación, tenía claridad en que la verdadera independencia de una nación depende de la educación de sus pueblos.
Él dedicó toda su vida en fortalecer nuestro sistema educativo, porque era consciente de que un pueblo que no tenía conocimientos estaba condenado a la esclavitud. Por eso decía: “Educar es sembrar semillas en el alma”.
De ahí la necesidad de que juntos busquemos caminos de liberación para tantas personas que viven sin la verdadera libertad a causa de las desigualdades sociales y económicas, pobreza y marginación, desocupación y falta de futuro en la vida de muchos jóvenes. Son tantas situaciones que debemos enfrentar con esperanza y la confianza puesta en nuestro Dios. Nuestra Madre María nos enseña el camino de la confianza y obediencia a la voluntad de Dios que nos ayuda a enfrentar las situaciones difíciles sin desanimarnos.
La celebración de la independencia nos exige luchar por la equidad y la igualdad social. Así como la Virgen María, portadora de la Buena Nueva, salió al encuentro de su prima Isabel, también en medio de tantas adversidades que vivimos, el verdadero camino de la independencia nos invita a caminar hacia el encuentro del que está solo, desamparado, del anciano y el enfermo. Estamos llamados a iniciar un camino de solidaridad y servicio desde el amor, para que el sueño de la libertad e independencia se cumpla en todos los rincones de nuestra patria.
Que Nuestra Señora de Itatí, interceda por nuestra patria y todos sus habitantes sigamos fortaleciendo la construcción de una nación libre e independiente, que nos ayude a pensar en el futuro de las generaciones, optando por la defensa de la tierra, los ríos, los bosques y en una economía solidaria que defienda la dignidad de todos.
Celebremos la fiesta de la independencia de nuestra querida argentina, con el compromiso de hacerla cada vez más grande y el empeño de afianzar su independencia.