Desde siempre, el Paraná fue un lugar de oportunidades para mucha gente. En épocas anteriores, pescadores, lavanderas y areneros le “sacaban el jugo” al río, que con el tiempo fue cambiando pero nunca dejó de ser un lugar de vida.
Hoy, muchos siguen aprovechando las bondades del viejo río, como el caso de los chicos que se sumaron a la Escuela de Vela Optinic, que dirigen Nicolás Dasso y Leandra Burtnik, que dentro del programa inclusivo les permite la posibilidad de formarse dentro de esa disciplina náutica, navegar y competir.
Pero, lo más importante, es que cuentan con la posibilidad de integrarse a la sociedad, desarrollarse como personas y vivir un montón de experiencias que, lejos del deporte y de la escuela de vela, específicamente, les sería imposible llevar a cabo.
Para conocer detalles del programa inclusivo, EL DEPORTIVO dialogó con “Lea” Burtnik, quien brindó detalles de todo lo que llevan a cabo dentro de la escuela con los chicos de la chacra 181 de Posadas.
¿Hace cuánto vienen trabajando en esta escuela?
La escuela de vela está transitando en esta temporada su año número 22, pero la parte de inclusión la estamos haciendo desde hace unos doce años aproximadamente.
¿Cómo surge la idea de llevar adelante una escuela de vela inclusiva?
Esto surge durante la intendencia de Orlando Franco, en la parte de calidad de vida. Había un programa que tenía canotaje, se acercaron a la escuela y nos propusieron hacer la escuela de vela inclusiva, con un barrio aledaño a la zona de los clubes náuticos. La idea era acercar a esos chicos al río, becándolos para que puedan hacer la actividad, que estaba próxima a su barrio.
¿Y qué respuesta tuvieron de los chicos, se sumaron enseguida?
Sí, se engancharon rápido. Siempre tenemos cerca de 40 chicos navegando de acá del barrio, que es la chacra 181. Por ahí se va renovando el plantel, algunos crecen y van dejando, pero enseguida se van sumando otros, así que siempre andamos en ese número de chicos. La verdad que a los que les gusta, se enganchan y navegan muy bien. Estamos teniendo muy buenos resultados deportivos de parte de todos los chicos que son del programa.
El proyecto es muy bueno, porque a un chico de escasos recursos le resulta muy complicado, casi imposible, practicar este tipo de deporte.
Yo creo que por el nivel económico que tienen los chicos de este barrio específico, no podrían realizar una actividad como la vela, con todo lo que implican los costos, como la indumentaria deportiva y una embarcación. Así que, mediante la beca, y la escuela que les facilita el resto de los materiales, ellos pueden practicar un deporte como éste.
En este tiempo que lleva la escuela inclusiva, ¿tuvieron la oportunidad de formar a alguno de los chicos para que sea instructor y formador de la gente de su barrio?
Sí, tenemos chicos que justamente comenzaron cuando arrancó el programa, que en esa época tenían unos diez años, y que nunca dejaron de navegar. Ahora, con 19 o 20 años siguen en la escuela y ya son instructores. También tenemos talleres donde les enseñamos el trabajo en fibra, mantenimiento de los barcos, y esos chicos ya están trabajando con gente de astilleros en la parte de reparación de embarcaciones.
Podemos decir entonces que más que una escuela, esto ya es una gran familia
Sí, es así. Todos estos chicos nos toman a nosotros como parte de su familia, porque por ahí muchos de ellos no tienen a su familia completa. Algunos no tienen mamá, otros no tienen papá, así que terminamos siendo su familia.
¿Qué es lo más especial, dentro de tu trabajo, qué encontraste en estos chicos?
Yo veo que ellos son muy felices viniendo al río. Y sobre todo, se van muy felices de acá. Y esa es la idea, que uno sepa expresarse, transmitirles, porque la inclusión es difícil, porque somos nosotros quienes debemos incluirlos en la sociedad. No es que una persona viene, te golpea la puerta y te dice incluime, es al revés el trabajo. Vos los traés, vos los educás y tenés que asumir el compromiso de llevar a cabo esa inclusión. Y cuando ves el resultado, te da mucha satisfacción.
Aparte, la escuela asume un gran compromiso, como educar y darle valores a estos chicos.
Exactamente. Cosas como el respeto a los compañeros, hacia los mayores, el respeto sobre la propiedad privada. Es muchísimo lo que se les transmite y creo que desde el día uno ellos hacen bien las cosas, porque quieren quedarse acá.
Son varios los chicos que se vienen destacando deportivamente.
Sí, son muchos los que navegan muy bien y le ponen muchas ganas a esto. Hace poco tuvimos el caso de Belu, que toda la escuela le aplaudió por lo que había logrado. Entonces, le digo a los chicos que cada vez que ganen un premio lleven a la escuela para que los directivos vean realmente que el programa funciona, que el deporte te saca adelante, te hace buena persona. Creo que el deporte tiene que salvar a los chicos. Lo vamos a seguir haciendo siempre que podamos, contamos con la colaboración de muchísima gente y el apoyo de los medios es fundamental. Acá hacemos un trabajo en equipo y está funcionando, así que estamos muy agradecidos con todos.
Belén Fernández encontró un lugar que le “encanta”
Belén Fernández es una de las chicas de la Chacra 181 que se sumó a la escuela de vela inclusiva de Optinic.“Belu”, como la conocen todos, fue protagonista de un singular echo, debido a que luego de ganar la competencia de vela en Foz de Iguazú, en la escuela a la que concurre la recibieron como una “ídola”. Le brindaron un gran aplauso y le obsequiaron una caja de bombones, situación que la sorprendió pero a la vez la hizo muy feliz.
Sobre la experiencia, Belén le contó al EL DEPORTIVO: “No me lo esperaba, pero fue bastante lindo, todos me aplaudieron y me puse muy feliz”.
En referencia a la competencia en la que fue protagonista, expresó: “Me sentí muy bien, la competencia fue muy linda y la disfruté bastante”.Acerca de su llegada a la escuela Optinic, comentó: “Mi hermana empezó a venir acá con una amiga, y después me sumé yo. Ahí empecé, me comenzó a gustar y ahora me encanta. Traje a unas compañeras de colegio”.
Por su parte, Uriel Galeano, otro de los chicos que asiste, contó: “Un amigo me trajo, me gustó y hasta ahora sigo acá. Me gusta mucho navegar y también salir a pasear”.Junto a Uriel estaba Kevin, otro de los asistentes a la escuela, que contó su experiencia: “Vine a través de mi hermano, que venía a la escuela, pero después dejó de venir. A mí me encanta estar acá, le digo a mis amigos que vengan a navegar, que es divertido”.
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El instructor Nicolás Dasso también habló del programa: “La idea es darle una oportunidad a todos los chicos a que conozcan este deporte que es muy lindo. Yo lo viví desde muy chico, desde que tenía cinco años, y este deporte siempre me brindó un montón de cosas”.
“Nico” explicó que la escuela “está abierta a todos” y que el programa de la Fundación Vela Inclusiva, junto a Optinic y a la Municipalidad “sigue firme”.
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