Se llevó a cabo en la víspera la presentación de los resultados de los estudios de monitoreo de la población de yaguaretés del Bosque Atlántico del Alto Paraná, conformado por la selva misionera y los parques do Iguaçu y do Turvo (Brasil), que arrojó entre los datos salientes que hay un promedio de 93 ejemplares estables en toda la zona. Una de las preocupaciones principales de los especialistas es la pérdida de conectividad de bosque, selva, entre los lugares que habita el yaguareté y otras especies, en especial en el centro y sur de la provincia.
La actividad, convocada por la Fundación Vida Silvestre, tuvo lugar en la Biblioteca del Parque del Conocimiento, donde participaron el director regional de la Dirección Regional NEA de la Administración de Parques Nacionales, Daniel Crosta; el ministro de Ecología y Recursos Naturales Renovables de Misiones, Víctor Kreimer; el responsable de Proyecto Yaguareté, Agustín Paviolo; Fernando Miñarro, director de conservación de la Fundación Vida Silvestre Argentina y Yara Barros, de Onças do Iguaçu.
Los resultados del monitoreo indican que, en comparación con datos previos, la población se encuentra estable, con un tamaño total estimado entre 72 y 122 yaguaretés y una media de 93.
Miñarro, director de la Fundación Vida Silvestre, resaltó “la importancia del trabajo de monitoreo que se viene realizando desde hace veinte años del yaguareté. Recordemos que en ese momento solamente se detectaron 40 ejemplares lo que marcaba un rumbo a la pronta extinción pero que con un arduo trabajo se pudo empezar a revertir a partir de acciones concretas y se pudo duplicar ese número”.
Agustín Paviolo, a cargo del Proyecto Yaguareté, brindó los detalles del monitoreo y dijo que “de los resultados vemos que los valores de tamaño poblacional se han mantenido en los últimos seis años, eso es bueno aunque uno quisiera que crezca un poquito más y siga ese camino hasta llegar a los 250 ejemplares, pero por ahora eso no está ocurriendo. No obstante hay que considerar de dónde venimos, es decir de 40 ejemplares en el año 2005 cuando la situación era muy crítica y lo hemos llevado a este nivel y nos mantenemos en el tiempo, algo que no es poco cuando trabajamos con especies en extinción”.
Paviolo destacó que “cuando trabajamos con una especie en extinción, estamos corriendo contra el tiempo, son muchos los factores, las presiones humanas van cambiando, las sociedades, las percepciones sobre la relación con la naturaleza va cambiando y el ganar tiempo, el mantener poblaciones de estas especies en su hábitat es realmente un logro. Así que yo considero que es un resultado bien importante”.
Caza furtiva
En cuanto a las amenazas a las que se expone el yaguareté actualmente, el investigador comentó que “mediante un trabajo que hicimos con grabadores automáticos para estimar la presión de cacería y los resultados en todo el bloque norte del Corredor Verde son realmente alarmantes. Dentro de las mejores áreas protegidas que tenemos en la región, como los parques nacionales, los parques provinciales, tenemos un 48% de la superficie de esas áreas con alta presión de caza furtiva. Y solamente encontramos que el 32% tiene baja presión de caza furtiva. O sea, estamos destinando un montón de áreas de la tierra a conservación y estamos perdiendo el potencial de conservación de esas áreas porque no las estamos logrando cuidar adecuadamente”.
La caza furtiva, manifestó que “no solo afecta al yaguareté, sino a un montón de otras especies y alteran todo el funcionamiento del ecosistema. Entonces, es algo que hay que trabajarlo. Es un problema que tenemos en toda Sudamérica, en Misiones en particular y hace muchísimo tiempo”.
Para Paviolo, una de las claves es “apostar a la tecnología, tenemos que tener detectores de disparo, debemos dar un salto tecnológico; no podemos seguir trabajando como hace 20 años con los guardaparques con las mismas herramientas”.
Por otro lado se refirió a la importancia de mantener las áreas de conectividad y exhibió un mapa con áreas en colores que dejaban ver unas especies de islas en el territorio provincial por donde se mueven los felinos y aseguró que “si perdemos completamente esa conectividad vamos a perder estas áreas como hábitat potencial del yaguareté y probablemente también vamos a perder al yaguareté en poco tiempo como ya pasó en Paraguay. Van a quedar poblaciones chiquititas, aisladas y desaparecerán”.