Cestrum Nocturnum o caballero de la noche es una de las tantas especies vegetales que florece de noche y, por tanto, sus flores son blancas, color que en la oscuridad se ve mejor.
Es conocido que una imbricada red de señales moleculares interviene y optimizan el tiempo y el momento de floración, todo para asegurar el éxito reproductivo de las plantas.
Centralizado en el cerebro todos los animales tenemos un reloj circadiano (por circa: cerca de, y dies: día) de 24 horas, en la glándula pineal regulado por hormonas como la melatonina. Este reloj interno se encarga de que nuestro tono muscular caiga de noche y se estimule durante la mañana, incluso antes, preparándonos al día que dará inicio. Se trata de sensores que nos permiten entre otras cosas percibir la longitud del día.
En las plantas, anticiparse a este momento del amanecer puede otorgar ventajas adaptativas, ya que sus procesos metabólicos dependen enteramente de la energía solar.
El amanecer o incluso antes, ese momento peri crepuscular que nos muestra una calma funesta, estimo que da oportunidad para meditativamente, totalmente presentes en ese momento, respirar y pensar oxigenados y sensatos de las bellas variables de la vida. En las oportunidades que podemos generar y en las respuestas que podemos dar.
Podría tal vez, contenidos por la calma, templanza y beatitud de la tierra contactar con nuestro ser superior y encontrar la perfección de los hechos, las personas y las circunstancias, logrando aceptación en paz.
Las blancas y perfumadas flores nocturnas tienen que acumular, paradójicamente, horas de luz, de días largos algunas plantas y de días cortos otras, pero todas para disparar el preciado proceso de floración nocturna requieren de luz y energía solar. El fotoperíodo y la cascada de señalización molecular, proteínas, ADN y activando y desactivando señales.
Ese momento donde no es de día o de noche, donde ocurría el encuentro que Tchaikovsky supo plasmar entre la pérdida de cordura y la templanza total. Golpe de opuestos, pero que finalmente pétalo a pétalo y pluma a pluma se abre en vuelo nupcial, ese difícil momento donde no sabemos si la contienda de las fieras dejará heridos o es que están haciendo el amor.
Entereza, templanza, seguridad, persistencia y continuar, de eso se trata, a pesar de la oscuridad que puede rodearnos en la biología evolutiva de Cestrumnocturnum, en la búsqueda por la supervivencia y perpetuidad de la especie con hábitos nocturnos, donde tal vez Darwin y Tchaikovsky se sientan a conversar, bajo la mediana frondosidad de árboles de la selva subtropical.