Mientras la actual ley de alquileres naufraga sin chances de solución, y mientras el Gobierno deja tambaleando al marco normativo desde hace días sometiendo al mercado a fuertes tensiones mientras se negocian nuevos contratos, vuelven a quedar al desnudo las fuertes diferencias de las partes. Porque frente a la incertidumbre sobre el siguiente sistema, lo que queda es la duda y sobre esa vacilación se tejen posibilidades.
Así las cosas, mientras el mercado cree conveniente volver al sistema anterior, caracterizado por la libre oferta y los acuerdos entre las partes; los inquilinos advierten que bajo ese régimen se cometieron abusos que dejaron en fuerte desventaja al que alquila.
Lo cierto, detrás de las fuertes diferencias dentro del rubro, es que ninguna de las partes cree que la alternativa a la actual ley 27.551 ofrezca reales soluciones.
O dicho de otras formas, casi nadie cree que quienes desarrollaron la actual ley entiendan el enorme daño que produjeron y, por tanto, estén capacitados para elaborar una mejor.