Estamos próximos a celebrar la fiesta de San José, patrono de nuestra ciudad, a quien pedimos su intercesión para que nos acompañe en nuestro caminar como sociedad posadeña y misionera. En el marco de la consagración del mismo, como patrono de nuestra Posadas, es oportuno que podamos reflexionar sobre las virtudes que caracterizaron al guardián del Redentor y que son ejemplos para nuestra vida.
Es que, sin duda, San José, es modelo del amor y ternura de un padre que atraviesa tantas adversidades para sostener a una familia, cuidar a sus hijos y trabajar incansablemente para que el grupo tenga un futuro mejor. En medio de tantas situaciones de crisis económica y social, el santo nos anima a vivir una fraternidad superadora desde la compresión mutua, la confianza en Dios y la reconciliación desde el perdón y el trabajo mancomunado. Nos impulsa a formar comunidades en torno al amor y la fraternidad.
Toda situación de crisis pone de manifiesto nuestra fragilidad como seres humanos y la necesidad de tener fe y confianza en Dios. San José nos incita a confiar en la providencia, que orienta nuestros caminos en las adversidades e incertidumbres. Su ejemplo de vida nos mueve a la oración, como fuerza principal en estos tiempos desafiantes. En él encontramos al gran hombre de fe y confianza.
Es quien nos impulsa a escuchar atentamente la voluntad de Dios, para poder acompañar el camino de Salvación. San José nos enseña el valor del silencio en un mundo que suele estar saturado de ruidos y bullicios. Dedicar tiempo al silencio nos ayudará a acercarnos más a Dios como discípulos. Hablar con Dios en la oración es importante, pero también es muy importante escuchar a Dios como lo hizo San José (véase Mateo 1:20–25).
Con su vida, nos enseña el valor de la dignidad y alegría del trabajo. En él se reflejan tanta gente común y sencilla que trabaja silenciosamente, sin que se destaque su protagonismo.
La persona de San José se refleja en tantos individuos generosos que siguen sirviendo a los demás en silencio, con una entrega incondicional. Son ellas la esperanza de nuestra sociedad, ya que siguen construyendo la salvación con su ejemplo y testimonio. San José nos llama a un compromiso sincero en favor del bien común. Todo trabajo, por más sencillo que sea, es un acto de colaboración con la creación de Dios y la construcción de su reino en esta tierra.
El santo nos invita a aferrarnos a los valores esenciales de la vida, el respeto por el otro, la verdad, el esfuerzo sincero frente a la tentación de una vida fácil por la que optan muchas personas en este tiempo. ¡El ejemplo de trabajo y esfuerzo, lo hace el patrono del trabajo!
Nos atrae a ser personas creativas en la construcción de un hogar y una sociedad, desde el esfuerzo sincero, a ser hombres y mujeres de la verdad y del bien.
En este tiempo de tantas dificultades y crisis económicas, nos llama al amor y la solidaridad. Nos impulsa a salir de nosotros mismos y llegar al encuentro del necesitado de nuestra sociedad. Nos anima a ser la esperanza de este mundo que necesita respuestas desde el compromiso de cada uno. Nos instiga a ser el rostro vivo de un Dios que no condena, sino que acoge, comprende y abraza.
San José nos recuerda que no siempre es fácil ser cristiano, pero si entregamos nuestra vida como discípulos al plan de Dios, Él bendecirá nuestro valor y generosidad. En este tiempo de cuaresma, San José camina junto a nosotros, protegiéndonos, resguardándonos y recordándonos que debemos mantener nuestro corazón encauzado hacia Dios.
Que San José sea nuestro ejemplo para una vida cada vez más fraterna, orante y llena de confianza en la Providencia de Dios, que nos acompaña en el diario caminar de la vida.
¡Feliz día de San José para todos!