Estar bien contigo mismo es el arte de hacer de tu identidad tu camino sin importar lo que digan o piensen los demás. Nadie es tan atractivo como quien sigue su singular esencia sin dejarse contaminar por los convencionalismos.
No hay mejor atractivo que el que se siente al estar bien contigo mismo. No hay mejor satisfacción que la que se obtiene tras haber navegado en las aguas del autoconocimiento para descubrir valías, fortalezas y necesidades. Sólo entonces tomamos las mejores decisiones, esas con las que sentirnos libres, realizados y dotados de esa belleza particular que nos hace únicos, auténticos.
Les recordamos que no hay persona más bella que aquella que actúa siempre en conexión con su interior. Esa que no busca ser aceptada por otros sino validada y acogida por el propio corazón, por la propia esencia que nos define. Sin embargo, podríamos decir, casi sin temor a equivocarnos, que son muchos los que se miran cada día al espejo sin encontrarse.
Es casi como un extraño sortilegio. Sólo nos apreciamos a nosotros mismos cuando son otros los que nos validan, cuando son los demás los que nos dan un refuerzo positivo con sus palabras, gestos, comentarios y reconocimientos. Si eso no se da o no sucede con excesiva frecuencia, caemos en el abismo de la invisibilidad, de la no presencia, de esa autoestima que se va deshilachando de forma progresiva.
Por otro lado señalamos que nos estamos “quemando” en el infierno de lo igual. Los invito a reflexionar sobre esta misma idea. Estamos perdiendo la capacidad para valorar lo singular de cada uno, aquello que nos hace únicos y excepcionales, esa marca de identidad que deberíamos preservar antes de satisfacer otros deseos.
“Creer en nuestros corazones que lo que somos es suficiente es la clave para una vida más satisfactoria y equilibrada”.
Estar bien con uno mismo lleva tiempo, pero cuando lo logras todo cambia y la misma masa parece tener menos peso. Los lastres de los convencionalismos quedan atrás, al igual que esas cadenas que a menudo colocábamos sobre la mente, el corazón y los pies en nuestro afán por quedar bien con todo el mundo, por no defraudar, por ser tal y como los demás esperaban.
Sin embargo, en ocasiones, nos percibimos como personas completamente realizadas, creemos tenerlo todo porque hemos escalado hasta esa cumbre dorada que nos ha marcado la propia sociedad. Pero para estar bien contigo mismo debes conquistar otros territorios, otros escenarios y para los cuales contamos con las mejores herramientas que nos abrirán las puertas.