La mirada es hacia uno, ¡no hacia los demás!. Entonces, ¿por qué nos preocupamos por lo que hacen los demás?. Mucha gente está pendiente de lo que hacen sus vecinos, su familia, sus compañeros de trabajo, etc. Así que les pregunto: ¿Tanto importa, les va a cambiar la vida? ¿O lo hacen para no hacerse cargo de la suya?
Todos tenemos un papel en nuestra historia y, como dice Claudio María Domínguez: “Cada uno es protagonista de su propia historia”. Esto quiere decir claramente que te ocupes de vos. Sentí, pensá y observá cómo te sentís. Los demás son los actores secundarios de tu vida. ¿O querés que el otro sea protagonista de la tuya?
Desde la cromoterapia podemos trabajar con dos colores que nos van a ayudar a centrarnos en nosotros. El amarillo nos ayuda a descubrirnos, a saber quiénes somos y a brillar con nuestra luz. Este color sí o sí nos lleva a centrarnos en nosotros.
El otro color es el índigo, que es como un azul oscuro. Habla de no juzgar, de mirar con ojos de amor; así que si nuestra atención se dispersa hacia afuera vamos a tener una mirada amorosa, una mirada de aprendizaje y, lo mejor, nos sitúa en el tiempo presente.
Estar pendientes de los demás es un gasto de energía innecesario. En lugar de usar eso para centrarnos en nosotros y arreglar nuestros problemas, nuestro corazón y nuestra cabeza.
Para activar nuestro color amarillo que se encuentra dos dedos arriba del ombligo y visualices que esta luz nos envuelve, abracémonos y digámonos cuánto nos amamos, y demos gracias por nuestra “vida”.
Ahora vayamos a la zona de nuestros tercer ojo, en el entrecejo, y visualicemos una luz azul oscuro, que también se expande y te permite estar con vos, disfrutar de todo lo que te rodea, del aire que entra y sale de tu cuerpo y de cada latido de tu corazón. Solo céntrate en “vos”.
No olvides ser el protagonista de tu vida y ser tu mejor versión.
¡Feliz domingo!