En los últimos años el Gobierno nacional buscó diferentes caminos para reducir los niveles reales de gasto público primario, pero no recortó equitativamente sus erogaciones. Según un informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el gasto que más se achicó de 2017 a 2022 fue el de las jubilaciones.
Según el estudio, el Gobierno destinó el año pasado $1.608.683 millones (esto es, $1,6 billones) menos en jubilaciones y pensiones que en 2017, lo que representó una caída real del 17,5% (para que la comparación sea clara, el IARAF llevó todas las estadísticas al valor del peso en 2022).
Por el contrario, hubo rubros en los que sí se gastó más, como es el caso de los programas sociales (en 2022 se gastaron $1,5 billones más que en 2017) y los subsidios a la energía ($1,03 billones más).
Ajuste general
El informe analiza la evolución del tamaño real del gasto público nacional primario, es decir, sin intereses de la deuda, durante el período 2017-2022. “Se intentó determinar qué cambios reales de nivel tuvo el gasto y qué sectores sociales tuvieron recortes o aumentos en el período. Es un análisis meramente descriptivo, sin ningún tipo de juicio de valor”, subraya el estudio.
El mismo muestra que el gasto máximo se ejecutó en el 2017, y el mínimo en 2019, último de la gestión presidencial de Mauricio Macri. Además, se diferencian dos trienios de forma notoria. El primero, con una caída constante del gasto primario entre el 2017 y 2019, del 18,7%. Luego, al inicio del segundo trienio (2020), se dio un salto del 15% en el gasto debido a la pandemia de COVID-19, y el nivel del gasto casi se mantuvo en el resto del período, mostrando solo una leve tendencia a la baja.
“Este comportamiento hizo que el gasto disminuyera en $1.560.000 millones, es decir que tuvo una caída del 6,5% (en términos reales), entre 2017 y 2022″, precisa el documento del IARAF.
Dónde se redujo más
Como se planteó anteriormente, el recorte más significativo, en valor absoluto, fue el realizado sobre las jubilaciones y pensiones, pero hubo otros ítems que se achicaron aún más en términos porcentuales.
Lo cierto es que si cada sector social receptor directo de gasto hubiese tenido una caída real del 6,5% entre 2017 y 2022, en la actualidad recibirían menos, pero con igual participación que el primer año. Pero el recorte no fue homogéneo, por lo que el estudio buscó cuantificar los cambios redistributivos evidenciados.
De 15 gastos identificados, doce se redujeron entre 2017 y 2022. Los tres gastos que crecieron fueron el componente integrado por programas sociales, con un pasmoso 400% en términos reales, los subsidios a la energía (84%) y la inversión real directa (9,3%).
Entre los gastos que más cayeron se destacan “otros subsidios económicos” (-69%), las transferencias de capital a provincias (-54,8%) y los subsidios al transporte (-31,2%). Si se analizan las transferencias a provincias en su conjunto, la caída se reduce al 32,7%, debido al comportamiento de las transferencias corrientes (-8,9%).