Una de las principales características que tiene todo emprendedor es conocerse a sí mismo, sus fortalezas y sus puntos por mejorar, y desde allí accionar para seguir superándose. Pero, ¿qué son fortalezas y cómo saber cuáles tenemos?.
Como primer paso se debe realizar un análisis de aquellos “talentos, cualidades y habilidades naturales” que la vida nos ha regalado al nacer. Todo ser humano nace con ciertos dones y es mejor en algunas cosas que la mayoría de quienes lo rodean.
El buen emprendedor no solo los reconoce sino que los “desarrolla y mejora”. Si ayudamos a la naturaleza y trabajamos en desarrollar nuestros talentos innatos -hasta el punto de convertirnos en realmente buenos, y por qué no en los mejores-, ganaremos valor en lo personal y profesional.
El “conocimiento” es otra fortaleza que todo emprendedor debe poseer: todo lo que vamos aprendiendo desde la niñez, el colegio y, tal vez lo más importante, desde la experiencia.
Por eso, cuando algo nos despierta curiosidad debemos investigar, estudiar y accionar. Cuando vemos interés especial en nuestros hijos sobre algo, también acompañarlos en aprender más, investigar y hacerles vivir la experiencia.
De alguna forma, todo esto ayudará a enfrentarse a los desafíos de emprender. Suele ser la manera más enriquecedora y efectiva para adquirir conocimientos prácticos que luego se podrán aplicar a cualquier proyecto en el futuro.
Los “valores y actitudes” también constituyen una fortaleza fundamental del emprendedor. Sin una actitud positiva, proactiva y perseverante, suelen desperdiciarse muchos talentos innatos de las personas.
De allí la importancia de practicar cada día pensamientos positivos que nos ayuden a desarrollar una mejor actitud ante el día a día. Finalmente, y no menos importante, la fortaleza de los “recursos” que tenemos a nuestra disposición.
Me refiero no solamente a recursos materiales (máquinas, establecimientos, vehículos, etc.) o financieros (ahorros en dinero o capacidad de endeudamiento), sino también a la propia capacidad de trabajo respaldada por la salud personal, recurso muchas veces olvidado pero fundamental, como los contactos y relaciones con los que se cuenta.
Las conexiones personales y relaciones del emprendedor, resultan de gran importancia en las etapas tempranas del emprendimiento, por lo que la actividad de networking (trabajar en desarrollar y construir redes de relaciones) debe ser un mecanismo clave.
Te invito a pensar y preguntarte: ¿Cuáles son mis fortalezas sobre las cuales basaré mi emprendimiento?