La reciente partida de Otto Andrés “Cito” Pigerl vuelve a dejar el descubierto la importancia de valorar en vida a quienes a diario impulsan en silencio los mejores valores que un ser humano pueda desarrollar y transmitir.
Don “Cito” es el ejemplo de un hombre, un profesional, que supo ganarse el aprecio de su familia y de su comunidad a través de nobles acciones que lo engrandecieron tanto a él como a su gente. Pigerl ejerció su profesión, la medicina, hasta pocos años antes de su fallecimiento ayer a sus 90.
Esa tenacidad le valió, por ejemplo, la posibilidad de trabajar en un quirófano codo a codo con los hijos y nietos que siguieron sus pasos en la universidad.
La humildad que lo caracterizó hasta el último instante describe su vida y deja desnudos a muchos líderes que se jactan a viva voz por nada o, peor aún, por cuestiones que terminan afectando negativamente el desarrollo social. Don Otto le dio sentido a aquello de que las acciones valen más que mil palabras. Con su ejemplo supo sensibilizar a muchos sobre la importancia del trabajo y el sacrificio.
Casi todos en Santo Pipó y las comunidades vecinas tienen una anécdota con él y las recuerdan con mucho cariño. Su legado es un bien preciado.