En un caso difícil de describir, ya sea por la incapacidad de esta persona para actuar con claridad o por la imprudencia al saber que cometía una infracción y lo hizo igual. Cualquiera sea la situación, la policía actuó con celeridad y evitó, tal vez, a que se produzca un siniestro vial.
Todo ocurrió este sábado por la mañana cuando un hombre se presentó en la dependencia de la División de Seguridad Vial y Turismo, ubicada sobre la ruta provincial 103, con motivo de retirar un automóvil Peugeot 306, que había sido secuestrado por la fuerza provincial el 7 de enero.
Aquella vez, el sindicado conducía dicho vehículo en estado de ebriedad por la ciudad de Oberá, de acuerdo al resultado del test de alcoholemia que se le practicó, según fuentes policiales.
Fue así que hoy acudió, en una motocicleta de 125 cilindradas, a abonar la infracción de tránsito y retirar el vehículo incautado con anterioridad. Sin embargo, el personal policial se percató de la dificultad que tenía el hombre para expresarse, entre balbuceos y aliento etílico.
Por este motivo, se le practicó la prueba de alcoholemia, otra vez, y dio nuevamente positivo, se supo. También se corroboró que la moto en cuestión carecía de patente y espejos retrovisores.
De esta manera, los efectivos le labraron por segunda vez un acta de infracción a la Ley Nacional de Tránsito y, como medida cautelar, se procedió a la retención preventiva de la motocicleta en cuestión, dando intervención otra vez al Juzgado de Faltas de la Municipalidad de Oberá.