Qué maravilla poder vivir a pleno los años de oro junto a una amiga, con varias amigas y por qué no con tu pareja de toda la vida.
Son tiempos de cambios en los que se valora la vida saludable, el contacto con la naturaleza, disfrutar de la conexión con la tierra y el agua. Poder conversar de nuestras vivencias, celebrar todo lo creado, plantar un árbol, cuidar las flores, leer, mirar películas o escuchar música.
Cuando llegamos a una edad en la que ya solos nos resulta un tanto agotador, incluso sentir que podemos liberar a nuestros y familiares de esa responsabilidad diaria de un cuidado para el que pocos estudiaron o se prepararon.
Poder sentirnos libres de hacer lo que deseamos sin que otros estén pendientes de nuestros deseos y sí sabernos cuidados por manos profesionales, ojos atentos y manos amigas que estarán ahí para lo que necesitamos.
Vivir en un espacio único, en una habitación confortable, preparada especialmente para nuestros movimientos que ya no son los mismos y que necesitan otro tipo de adaptación, es como un sueño hecho realidad.
Quienes piensan en prepararse para lo mejor son los que acertarán al momento de elegir ese lugar seguro, acogedor y con todas las comodidades.
La Residencia San Juan de Dios es la opción que te hará sentir como en casa con el detalle de vivenciar la atención más completa y soñada.
Qué más maravilloso que compartir esos momentos en un spa, participar de una sesión de masajes, salir al aire libre y darse el gusto de estar en la pileta, jugar al golf y comer comida casera fiscalizada por un nutricionista. Qué mejor que tener a mano a profesionales de la salud especializados en gerontología o sumarte a esa tarde de terapia ocupacional.
Un paraíso, un renacer, una motivadora manera de disfrutar los años dorados.
Evitar el aburrimiento y compartir
Buscando las ventajas de una residencia como San Juan de Dios no sólo descubrirás que contar con servicios de lavandería propios, baño privado, aire acondicionado no sólo suman sino que serán el complemento de ese motivo por el cual te mudaste a compartir con amigos.
Cuando ya estás grande pocas son las visitas, pocas las salidas a visitar a amigos, ya casi no tenés ese “permiso” para andar solo y sí podrás hacerlo en plena naturaleza. Abrir tu puerta y ver el lago, las aves que te mostrarán su mejor plumaje y darán el canto a la vida, sino que también podrás dar paseos con tus amigas, amigos, conocidos o tu pareja. Serán las mejores caminatas que darán mientras ríen y comentan.
Podrán jugar a las cartas, crear momentos de alegría, sentir el latido de tu corazón al ver cómo tu vida se convierte en lo más maravilloso que pudiste soñar. Incluso si estás pensando en tus padres, tíos o abuelos, ellos serán los más maravillados por la elección.
Está comprobado que envejecer acompañados genera felicidad y ganas de disfrutar, lejos de sentirse víctima y vivir en la tristeza. Evolucionar es aprender a vivir en todas las etapas.
(Consultas al 3764654396).