El 6 de enero, la Iglesia Bizantino-Ucraniana celebra el Bautismo de Jesús y la Teofanía (manifestación de la Santísima Trinidad) y no la fiesta de los Tres Reyes Magos.
La fiesta de la Teofanía, también llamada Epifanía, es una de las más antiguas del año Litúrgico Bizantino, después de la Pascua y Pentecostés. En ella se celebraban varios eventos que revelan la divinidad de Jesucristo: su nacimiento, la adoración de los Sabios del Oriente, su Bautismo, el milagro de Caná de Galilea y la multiplicación de los panes.
La Navidad, como fiesta separada, se transfirió al 25 de diciembre recién al final del cuarto siglo. A partir de este periodo, el 6 de enero se celebra sólo la Teofanía.
La celebración de la Teofanía y Bautismo de Jesús conmemora el misterio de la Santísima Trinidad, una de las más grandes y más profundas verdades de la fe cristiana: Dios es uno en Tres Personas. En el Bautismo de Jesús, por primera vez en la historia, Dios se reveló como Trinidad.
El rito de la Bendición de Aguas acompañó a los inmigrantes ucranianos cuando llegaron a Misiones. Y los que se asentaron en Las Tunas lo mantienen vivo y vigente, cada año en esta fecha desde 1908.
Bendición del agua
En la Iglesia Bizantino-Ucraniana, en ocasión de esta fiesta, se bendice el agua en arroyos, ríos, lagos, fuentes de agua o en recipientes preparados para este fin.
En Ucrania, Estados Unidos o Canadá, donde los ríos o lagos se congelan, se recorta el hielo para acceder al agua, se construyen grandes cruces de hielo de hasta dos metros de altura, se las pinta de rojo, bañándolas con jugo de remolacha, simbolizando de esta manera, la pasión y muerte de
Cristo en la cruz.
La Gran Bendición del Agua del Jordán se realiza en forma muy solemne. En procesión, el sacerdote y los fieles se dirigen hasta la fuente. Allí se da inicio a la celebración con tres extensas oraciones.
Después de la primera, el sacerdote bendice el agua con tres velas encendidas que sumerge tres veces en forma de cruz. Después de la segunda oración, sopla tres veces sobre el agua, invocando al Espíritu Santo; en este momento se libera una paloma blanca para simbolizar la venida del Espíritu Santo. Después de la tercera, bendice sumergiendo la mano derecha en el agua, trazando en ella la señal de la cruz tres veces y finalmente, durante el canto del tropario, la bendice sumergiendo tres veces la cruz.
Bendición de los fieles
Una vez concluida la bendición, el sacerdote rocía a los fieles presentes con el Agua Bendita. En algunos lugares se aproximan al sacerdote, quien los unge con el Agua, algo similar al rito de la unción con óleo (meróvannia) en ocasión de grandes fiestas.
Si la bendición del Agua se realiza junto al templo, también bendice la iglesia, la casa parroquial y todas las instalaciones adyacentes.
Luego, durante varios días, visita los hogares de sus fieles para bendecir sus casas con el Agua Bendita del Jordán y realizar una visita pastoral.
Mientras el sacerdote realiza la bendición de las instalaciones parroquiales, los fieles beben el Agua Bendita, haciendo primero tres veces la señal de la cruz. Luego llenan los recipientes que portan consigo y en sus hogares, asperjen con ella la casa, los campos, terrenos, animales, etc.
La conservan con mucha devoción en sus hogares durante todo el año. La consideran un elemento muy santo, con virtudes santificadoras y sanadoras para el alma y el cuerpo.
En Ucrania era tal el respeto y la devoción al Agua Bendita que se observaba un ayuno estricto para beberla, así como lo hacían con la Santa Eucaristía. Los que no podían comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, comulgaban con el Agua Bendita para protegerse de los ataques de Satanás.
Si la bendición del Agua se realizaba en arroyos o ríos, después de que todos han bebido de ella, las personas enfermas se sumergían y frecuentemente eran sanadas de sus enfermedades.