Cuando por fin conozcas y comprendas profundamente el mundo del espíritu, verás con claridad que todos los problemas son ilusiones creadas por nuestra mente; erróneamente creemos que estamos separados de nuestro origen, al que llamamos Dios (aunque podemos llamarlo como queremos).
Cuando te encuentres ante un problema, te aconsejo que crees una afirmación personal como: «Puede que no sepa exactamente cómo encontrar la solución espiritual, pero reconozco que existe».
A veces siento la necesidad de recordarme a mí mismo que hemos venido a este mundo sin nada, y que nos marcharemos de la misma manera.
Encontrar una solución espiritual a cada problema significa hacer lo único que podemos hacer en la vida, que es darla y al mismo tiempo, agradecer la oportunidad de hacerlo. Esta es una fórmula que a mí me funciona:
— Recibo del mundo exactamente lo que yo he dado al mundo, lo cual es una manera de expresar el proverbio: «Como sembrares, recogerás».
— Si el mensaje que doy al universo es: «Dáme, dáme, dáme», el universo me enviará el mismo recado: «Dáme, dáme, dame».
El resultado es que nunca me sentiré en paz y estaré condenado a pasarme la vida intentando satisfacer todas las exigencias que se me imponen.
— Si mi mensaje al universo es:
«¿Qué puedo dar?» o «¿De qué manera puedo servir?», el mensaje que recibiré del universo será:
«¿Cómo puedo servirte a ti?» o «¿Qué puedo darte?». Por tanto, experimento la magia de enviar pensamientos generosos y energía allá adonde voy.
Recomiendo que en tu práctica espiritual seas generoso y agradecido con tus pensamientos.
Cuantos más pensamientos de «Cómo puedo servir» tengas en lugar de «¿Qué hay para mí?», más oirás que te responden: «¿Cómo puedo servirte a ti?».
Wayne Dayer.