El alma es el envase del Espíritu que es la frecuencia perfecta generada en la Fuente o fractal de Dios y cuando podemos conectar la personalidad (ego), con ella comienza el verdadero proceso del despertar de conciencia.
Cuando el alma, también llamada Yo Superior o maestro interior, se conecta con el ego, éste pasa a ser su discípulo y se pone a su servicio pero hasta ese momento no podía aceptar que pueda existir una realidad superior en sí mismo y que esa realidad sea su propia alma.
El alma está formada por ideas, extractos, síntesis, moralejas pero No es pensamiento, eso es mente. Ej: el filamento de la lámpara es la idea, la luz que ilumina toda la pieza es el pensamiento, así Miguel Ángel recibió la idea entera de lo que iba a hacer en un segundo, el Papa le da 365 días para pintar, entonces él divide la cúpula de la capilla Sixtina en 365 días, esto último lo hizo con la mente que creó la técnica que está relacionada con el tiempo ya que la mente es tiempo y espacio.
La primera clave para el despertar es la atenta autoobservación 24-7 de lo que pensamos, sentimos y hacemos.
La mente no está entrenada para la autoobservación por lo que tenemos que descubrir sus mecanismos y de que existen 2 en ella, el observado y el observador, éste debe ser neutro, no condena ni justifica nuestros pensamientos. Este trabajo de autoobservación las 24h hace que las sincronías lleguen a nuestras vidas y la sumatoria de las sincronicidades que nos ocurren conforman el despertador.
El experimento del mono 100, el de los chimpancés que llegan a un número X que lavan la papa para comer y hace que todos los monitos nuevos que nacen coman la papa lavada, es lo que llaman resonancia mórfica o masa crítica. Trasladado a la humanidad sería el porcentaje alcanzado de ella que ha despertado el causante de que los niños que nacen lo hacen con una frecuencia superior, son los llamados niños índigos, arco iris y cristal.
En nosotros la autoobservación va produciendo una expansión de conciencia y cuando la suma logra el justo número, produce el despertar.